De paseo por Olite

Ir al bonito pueblo de Olite siempre es un placer y  si tu visita coincide con la celebración de sus Fiestas Medievales puedes disfrutar el doble.  Se han celebrado del 10 al 12 de agosto.
Divisar desde lo lejos los elegantes torreones de este Palacio Real de estilo gótico es una sensación indescriptible.  Alcanzó todo su esplendor en el siglo XV con el rey Carlos III el Noble.  Fue uno de los castillos medievales más lujosos de Europa. Tenía un zoológico con diferentes animales, entre ellos leones.  También había jardines colgantes a 20 mts. de altura. En uno de los patios hay una morera que tiene varios siglos de antigüedad. Si lo visitas por dentro, las paredes están desnudas, pero en aquel momento estaban cubiertas de paneles de madera y lujosos azulejos.

En la foto de arriba a la derecha puedes ver la fachada de la Iglesia de Santa María que está al lado del Castillo.  Es una auténtica maravilla.  La iglesia es de estilo gótico y fue construida entre los siglos XIII y XIV y tiene influencia del estilo que se llevaba entonces, que era la de los talleres de Nôtre Dame de París.

En ocasiones especiales se celebraban justas, torneos y corridas de toros.

Con ocasión de estas fiestas, muchas casas particulares y negocios se engalanan para darle al pueblo un aire medieval.  También hay mucha  gente que se viste de aquella época.

En diversas partes del pueblo hay puestos con productos artesanales.  Todo contribuye a crear una hermosa atmósfera.

Había numerosos niños vendiendo cositas en sus puestos, desde pulseras hechas por ellos, torrijas, galletas... Unas niñas muy simpáticas vendían ramilletes de lavanda a 0,50 € y no me pude resistir.

¡Qué pena que no se puedan transmitir los olores, porque estas almendras garrapiñadas quitaban el sentido!

Así ha transcurrido nuestro domingo, con temperaturas más humanas que días anteriores, con hermosos paisajes, magníficas construcciones, gentes simpáticas que viven su pueblo, su castillo y su historia, entregándose a los que vamos a "invadirles"... y maravillosos olores, como el ramillete de lavanda que ya ha encontrado su lugar en la casa y que nos sigue recordando la bonita mañana pasada en Olite.
Hasta pronto.