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Aunque todas las semanas tienen siete días, hay algunas como ésta, que cunden especialmente.  El lunes me parecía viernes, y el martes se me antojaba domingo, así que he estado un poco descolocada.  Los Reyes Magos nos trajeron algunos regalos, como un par de libros, un juego de Lego, un llavero de Minecraft, una comida para dos en un sitio especial y un divertido puzzle que prácticamente ya está terminado.  También celebramos el cumpleaños de mi hermano, que nos invitó como todos los años a tomar café en su casa.  Las horas no me daban al final del día, así que sin tiempo para comprar un regalo apropiado, se me ocurrió preparar un postre de chocolate para llevar junto con una sencilla planta muy bien envuelta en una floristería del pueblo.  Le gustó muchísimo y el postre no duró nada en la mesa.  Todo el mundo me preguntaba cómo lo había hecho (vosotras lo tenéis más fácil, solo hay que pinchar aquí).  Ayer sábado, sr. marido y yo disfrutamos de su "auto-regalo" de Reyes, yendo a comer a uno de los dos restaurantes con una estrella Michelin que hay en Pamplona.  Acabamos con una charla muy agradable con Pilar, la jefa de cocina.  La Plaza del Castillo salió a nuestro encuentro, mostrándonos unas fachadas doradas y suaves, mientras sr. marido se preguntaba dónde podía tomar un pacharán Baines frío (sin hielo, claro) y yo admiraba la hermosa ciudad en la que naci.

Feliz comienzo de semanas amigas.