18 octubre 2020

Una pequeña escapada


No ha sido como años atrás, pero al menos pude ver y oler el Mediterráneo durante un par de días, y paseé por la orilla con los pantalones remangados sintiendo el frescor del agua en los pies mientras recogía algún cristal que otro. Y comí pulpo a la gallega, y tomé cerveza tostada en una terraza a veinticinco grados de temperatura, y cené crêpes rellenas de champiñones, tomate y mozzarella, acompañadas de un Lambrusco fresquito cerca del mar. Hicimos algunas compras, entre ellas una taza para el chico, que imita aquellas esmaltadas de antaño con desconchones, y que lleva una brújula pintada, para que le guíe y no pierda el norte, como le dije cuando se la di... Las cosas se están poniendo feas por aquí, así que si vienen mal dadas de nuevo, me aferraré a estos pequeños recuerdos que he vivido en Aguadulce, mirando esa brújula antigua dibujada en una taza, como un símbolo de fe y esperanza, de confiar en que estamos en el buen camino.
Un abrazo ♥♥♥♥♥♥

1 comentario:

  1. Me encantan tus imágenes, siempre las escoges bien.
    En Lima, hay una playa que se llama Agua Dulce. Si alguna vez vienes por estos barrios, no te sentirías lejos de casa.
    ¡Buena semana para ti!

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Muchas gracias por haber llegado hasta aquí. Me alegrará mucho que dejes un comentario, los leeré todos. Un beso.

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