Esta ha sido la frase más repetida por mi hijo en la tarde de ayer. Llamó a dos amigos, pero ninguno estaba, así que el plan B es como de costumbre dar la tabarra a su madre. Supongo que al igual que a mí, os dará rabia que con tantos juguetes, juegos de mesa y artilugios varios puedan sentirse así. Y como yo no soy de esas madres supercreativas que te sacan un cartón de huevos y cuatro pinturas y te construyen un cohete teledirigido, a lo más que llego es a sacar alguna cosa olvidada en el garaje. En este caso fue una preciosa casita de tela que le regalaron cuando tenía cuatro años y que seguimos guardando porque sobre todo en verano disfruta mucho de ella.
Siempre dice que le deje dormir ahí alguna noche. Ayer me lo repitió otra vez, y le respondí que esperemos al verano, cuando haga más calor y las noches no sean tan frescas. ¿Se atreverá?
Otra actividad "creativa" que se me ocurrió fue hacer pompas de jabón. Quería conseguir una foto bonita, con la luz atravesando la pompa, pero no se estaban quietas las jodías y salían todas borrosas. Esta es la única que se salvó de la eliminación.
Por cierto, ayer me acordé de la operación bikini (que ya debería haber llegado) en el mismo momento en el que empecé a hincar el diente a este trozo de tarta helada.
Así que la buena obra fue comérmelo y luego salir a dar un pequeño paseíto para acallar mi conciencia. Ver que todo está en plena floración me llenó de alegría, como este precioso árbol. ¡Qué color más bonito!
Hasta pronto.
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