Cuando era niña jugábamos casi siempre en la calle. Había menos coches y eso daba cierta seguridad. Llegábamos del colegio y después de que tu madre te plantase el bocata de pan con chocolate en la mano, salíamos a jugar: rayuela, coches (me encantaban), cromos, saltar a la cuerda, jugar a las gomas, a los recortables y mil cosas más. Pero una de las cosas que más me gustaban era recoger "tesoros". Lo mismo valía un tapón de plástico, que una piedra con forma especial, un palo o una bolsa de pipas vacía.
Tener un hijo me ha traído muchos recuerdos de la niñez, quizás porque inconscientemente comparo cómo era yo a su edad. Por eso cuando vamos de paseo, de excursión o a la playa, me sale la vena recolectora.
Hace poco, yendo por un camino nuevo descubrimos unos trocitos de cerámica (según el peque de la época romana.... esto... igual). Fuimos mirando con más detenimiento y encontramos otros de diferentes colores. Supongo que restos de algún antiguo derribo.
Piedras y conchas de la playa.
Y ahora los restos "romanos" que aportan un toque de color.
Realmente no sé para qué guardamos todo esto, quizás para hacer alguna manualidad o simplemente como recuerdo de los buenos ratos pasados.
Hasta pronto.
Tu relato me trajo recuerdos de cuando era nina y ya hace tiempo. Siempre traia los bolsillos llenos de tesoros, piedrrcitas trozos dr ceramica chapas de refrescos... creia que era un bicho raro que eso solo lo hacia yo
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