Descubriendo un monumento

¡Hola a todo el mundo!  Llegó diciembre y con él la sensación de que muchas cosas acaban y muchas otras están por llegar.  Ayer el día amaneció frío pero soleado, las nubes nos dejaron tranquilos hasta la tarde, así que aprovechamos para salir a respirar aire puro.  Me gustan los días así, siento que mi mente está más despejada y funciono mejor.

El peque se despertó tarde, cosa rara, porque es como una guindilla, pero nada más después de desayunar le propuse salir a dar un pequeño paseo por los alrededores (con el soborno de comprar unas pipas después).  Mi marido tenía faena con la comida (como buen vasco que es disfruta no solo comiendo sino preparando comidas especiales).  El caso es que el paseo se convirtió en una especie de maratón de dos horas.

Volvimos a casa a la hora de comer, con coloretes en la cara, la nariz roja y con ganas de dejarnos caer en el sofá.  Mi marido: "¡Pero dónde os habéis metido...!".  Tengo que empezar a tomarme en serio el hacer algo más de ejercicio.  Conforme andaba iba notando cómo la circulación de las piernas se empezaba a activar, los pulmones se ensanchaban y la cara iba tomando un color saludable (como Heidi cuando llegaba a la montaña).

El agua del río corría un tanto turbia, estos días ha llovido y se nota.  En algunas partes el terreno estaba algo embarrado,  pero al final llegamos a nuestra meta: este monumento levantado en 1996, en honor a la "Batalla de Noáin".  Esta batalla tuvo lugar en una explanada que se encuentra a los pies de esta cima en 1521, nueve años después de que Navarra pasase a formar parte del Reino de Castilla.  Fue la tercera sublevación que tuvo lugar.  Aquí perdieron la vida unos 5.000 hombres según cuentan algunas crónicas de la época.  Se dice pronto, cinco mil vidas humanas, en aquellos años además, en los que simplemente nacer ya era un milagro.



¡Va venga, sé que no es el monumento más bonito del mundo! No digáis nada por favor. (ejem...)

Hoy es festivo aquí, celebramos el día de Navarra en honor a San Francisco Javier, que comparte el honor con San Fermín, digamos que son co-patronos.  A la tarde quizás vayamos a Pamplona, a ver la iluminación navideña, los escaparates, merendar un chocolate con churros o comprar unas castañas recién asadas, en definitiva, empezar a sentir ese ambiente luminoso y artificial. Menuda semana nos espera, el jueves también fiesta, el viernes puente y el sábado festivo otra vez.  ¡¡Viva la productividad!!  Esta semana ya está liquidada.
Hasta pronto.