08 abril 2015

Un día feliz



He titulado este post "Un día feliz", porque es así como me sentí.  Conduje casi 200 kms. (ida y vuelta) para pasar apenas 24 horas con mi querida prima.  Nos vemos un par de veces al año, pero hacía unos veinte que no visitaba su casa de la montaña. Las cosas allí no han cambiado demasiado desde la última vez que estuve. Se sigue respirando un ambiente relajado, sin prisas, en ese estilo hippie que es su seña de identidad desde que tengo uso de razón, no solo en lo que le rodea, sino en la forma de vida y en la manera de afrontarla.  No hay un apego a lo material, ni a las modas, ni a los convencionalismos, todo es natural, sin artificios de ningún tipo.  Al atardecer encendimos unas brasas con sarmientos y cenamos costillas de cordero y un par de chuletas, con una ensalada de tomate, huevo cocido y patata.  Luego cuajada y bizcocho casero de nueces y manzana.  Encendimos unas velas y estuvimos hablando y hablando hasta casi las dos de la madrugada.  Dormí en un maravilloso colchón de lana, con varias mantas y una colcha con cuadritos de colores bordada a mano.  En algún momento sentí un gato saltar en mi brazo y maullar en mi oído.  Ni siquiera abrí los ojos, quise grabar aquel instante en mi memoria.  A eso de las nueve y media, oí cantar un cuco y después trinos de pájaros y la luz a raudales que entraba por los enormes ventanales libres de cortinas y persianas. Luego encendimos la estufa con un par de leños y desayunamos café recién hecho con bizcocho.  Ella puso comida a los gatos que vinieron corriendo al sonido de los cuencos, y poco después dimos un paseo hasta un merendero que hay a unos veinte minutos andando.  Comimos un maravilloso cardo con tropezones de jamón que había preparado mi tía y luego un poco de chuleta que había sobrado.  Antes de volver a casa, fui a despedirme de mi tía, que estaba haciendo torrijas en la misma cocina de siempre, con la misma alegría y generosidad de siempre. Vine cargada con un par de cardos, espárragos, nueces, y un túper con torrijas.  ¿Se puede pedir más? Desde luego, tenemos que volver a hacer este plan de "chicas", solo hay que hacer un esfuerzo para cuadrar las fechas y hacernos un hueco.  Sin duda merece la pena.  
Un abrazo guapas, gracias por estar siempre ahí.

6 comentarios:

  1. ME ENCANTO TU HISTORIA Y LAS FOTOS!!!
    PUEDO DECIR QUE YO ESTUVE EN ESE SITIO Y DORMI EN ESA CAMA...Y ESA COMIDA.
    ESO ES VIDA!!!LO VIVI CONTIGO--
    QUE SUERTE PODER DISFRUTAR ASI DE LA FAMILIA..
    UN BESO PARA TODAS!!!
    CHAUCITO

    ResponderEliminar
  2. Me parecen preciosas las fotos que nos enseñas de la casa, es sencilla pero con mucho encanto y el paisaje que lo envuelve maravilloso, rodeada de naturaleza ... idilico!!! El laburu de guijarros me encanta .... Muxus!

    ResponderEliminar
  3. Qué día tan intenso !!! Las fotos nos lo cuentan, valió la pena el viaje ya que el encuentro fue una verdadera fiesta :) Besos

    ResponderEliminar
  4. Tus fotos me han recordado a una gran amiga, parecía que veía sus plantas y sus cosas... gracias.

    ResponderEliminar
  5. LA PRIMERA ESTA SENCILLA...
    PERO LA SEGUNDA LA PUSE DOBLE.
    QUEDAN MUY BIEN.
    LE CORTO SI TIENE OTRO TIPO DE CENEFAS MAS DURAS...Y LOS COSTADOS.
    ES QUE SIEMPRE TIRAN UN POCO.
    QUE TE QUEDEN LINDAS.
    CHAUCITO

    ResponderEliminar
  6. Yo diría intensos, así se viven esos días en el campo, quando nos olvidamos de esa vida rutinaria de siempre en un ambiente donde todo es auténtico.
    Besitos.

    ResponderEliminar

Muchas gracias por haber llegado hasta aquí. Me alegrará mucho que dejes un comentario, los leeré todos. Un beso.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...