Gracias por vuestras sugerencias literarias del anterior post. No dudéis que me las apunto para más adelante. Por lo demás, esta semana ha sido tranquila. Seguimos con buena temperatura y el jardín sigue transformándose poco a poco. La hortensia despertó tímidamente hace unos días y está cogiendo un ritmo espectacular. La trepadora con flores amarillas germinó espontáneamente bajo mis abelias y después de ponerlas en un vasito con agua hace unos meses, las transplanté a una maceta sin imaginar siquiera que me brindarían estas delicadas florecillas. Mi vecina tiene unas iguales, así que supongo que los pájaros o el viento fueron los causantes. El otro día el peque se preparó un batido de plátano para merendar (aunque intuyo que le atraía más usar la batidora que otra cosa, por no contar que puso leche para un regimiento). Construyó un teleférico con el Mecano, tuvo dos exámenes, aprendió "Supercalifragilisticoexpialidoso" con el violín, empezó a ahorrar para comprarse unas cosas de magia, probó a hacerse un nuevo peinado, nos dimos un montón de abrazos, me hizo revolver el garaje para buscar sus patines, discutimos sobre el tiempo de ordenador y el uso del móvil, sobre la cama sin hacer y la ropa tirada por el suelo, sobre lo bueno que es ducharse a diario ... Con un pre-adolescente hay un "toma y daca" constante, en el que hay que usar el sentido común. Soy de la opinión de que hay que dejar la cuerda un poco floja pero sin soltarla. Tensarla demasiado no creo que sea una buena estrategia, por lo menos a largo plazo. Pero los padres nos sentimos tan perdidos a veces (por no decir siempre) que yo al menos, me cuestiono a menudo si lo que estoy haciendo es lo correcto o no.
Os deseo una feliz semana.
Besos.