30 septiembre 2012

Diez años ya



Esta semana hemos celebrado un cumpleaños muy especial.  Hace diez años que el peque vino al mundo.  ¿Es posible que hayan pasado tantos años ya?  Pues sí amiguita, diez años enteritos, con sus días y sus noches, al pie del cañón, en lo bueno y en lo malo, con la responsabilidad de intentar educar una buena persona, aunque a veces haya que ir contra corriente.


Tengo una cajita en la que voy guardando todas las velas desde que cumplió un año hasta ahora (aunque no recuerdo qué pasó con el cuatro y con el siete).  Cada una de ellas coronó en su momento una rica tarta de cumpleaños y han sido testigos de la evolución del peque. 


¡Ahhh ahora caigo en la cuenta de que ya no habrá más cumpleaños de una sola cifra!  Bueno, seamos positivos, por lo menos el 1 lo vamos a amortizar bastante.  Una vez sopladas las velas, solo queda guardarlas hasta el año que viene.


Hoy hemos tenido un día precioso, con un cielo azul maravilloso; el sol calentaba bastante aunque a la sombra hacía fresquito.

 

Se nota que es otoño, las chaquetas tienen que estar a mano, es la época en la que el sol engaña y no te puede coger desprevenido.  Las hojas  van cayendo, los árboles cambian de color y el cielo gris es cada vez más habitual.  Es la época ideal para pasar más tiempo dentro de casa, con un café calentito y un buen libro.


Después de comer hemos tenido sesión de columpios.  En estos que hemos visitado hoy han puesto unos puzzles muy bonitos.  No los he visto en otras zonas y realmente confío en que duren tiempo.  Me gusta que la gente respete las cosas, es un síntoma de educación y de inteligencia, ¿no os parece?.



Como todos los domingos a la tarde desde que empezó el curso escolar, reparto el tiempo entre cazuelas, planchas y tareas escolares.  De esto último, solo supervisar.  En cursos anteriores le eché un cable de última hora en más de una ocasión, pero este año quiero que se acostumbre a planificar sus tareas con tiempo.  Tengo planes para cambiar su habitación: me gustaría ponerle una zona de estudio para que tenga su propio espacio de trabajo, con todas las cosas a mano, y que invite al estudio.  ¿Ciencia ficción? Quizás.  Os mantendré al tanto.


Así ha transcurrido esta semana especial, con celebración de cumpleaños, con mi primer examen aprobado, con muchos planes en la cabeza, con poco tiempo para llevarlos a cabo pero con la ilusión de ir compartiendo con vosotras todas estas cosas.
Hasta pronto.

26 septiembre 2012

Comida y punto bobo

Parece mentira que haya pasado una semana desde mi último post.  Cierto es que he estado estudiando, haciendo mil recados atrasados, limpiando la casa cuando he podido, y todo ello me ha dejado menos tiempo para compartir con vosotras en este rincón al que tanto cariño estoy cogiendo.
Hay una cosa que me resulta muy interesante de los blogs, y es saber qué comen a diario en otras casas tanto de aquí como de otros países.  Creo que lo que se pone en una mesa dice mucho de los que allí viven.  La comida nos habla del tiempo que le dedicamos a su preparación, del tipo de dieta que llevamos, si los miembros de la familia se reúnen en torno a la mesa, de nuestra cultura gastronómica, de lo higiénicos que seamos, en fin, mucha mucha información que a simple vista puede pasar desapercibida.



Aún a riesgo de dejar al descubierto mis carencias en cuestiones "cocineriles", aquí va una pequeña muestra de una comida normal en nuestra casa en un día entre semana.  Arriba os muestro unos pimientos morrones que hice el domingo, y que están asados en asador, pero que también se pueden asar en el horno.  Se pelan, se cortan a tiras y se echan en una cazuela donde previamente he puesto unos ajos en aceite caliente.  Les añado sal, una pizca de azúcar para quitar la acidez y los dejo una media hora a fuego no muy fuerte.  Al día siguiente están más ricos aún.


De primero hice una crema de puerros o vichyssoise.  Muy fácil y sano, rehogo el puerro, cebolla y algo de patata.  Lo dejo un ratito, y luego añado caldo que suelo tener guardado de otros platos, en este caso era caldo de calabaza y zanahoria.  Me gusta ponerle pimienta blanca además de la sal.  Después solo queda trituralo con la batidora y pasarlo por el pasapurés para que no quede ningún hilo.


De segundo plato, con unos filetes de lomo finitos suelo hacer una especie de milanesas poniendo un trocito de queso emmental, pasándolos luego por huevo y pan rallado.  Luego los acompaño con los pimientos morrones de arriba.  


Os puedo contar que por fin está lloviendo.  Hasta ahora era un quiero y no puedo.  El otro día me senté en el escalón que da al jardín y me quedé viendo cómo caían las gotas, hasta que me empezaron a salpicar en los pies y me metí para adentro.


Allá por el mes de agosto me dio por empezar a tejer con dos agujas (ya ves, cuando el diablo no tiene qué hacer...)  Empecé muy ilusionada, pero sin ningún tipo de planteamiento de nada, a lo loco, vengaaa dale que te pego al punto bobo, halaaaaaa ...  Vi algo parecido en algún blog que acabó siendo una especie de mantita monísima  (ya conoces el refrán, "culo veo, culo quiero").  Bueno, creo que en eso se va a quedar, en mantita para taparme justo los huesos de las rodillas, porque ya se me ha pasado la fiebre del punto bobo y encima el chino ya no tiene el gris clarito y me ha hecho la puñeta, y no me entiende y para bufanda no me llega, y aunque me llegase no me la iba a poner,  y brrrrrr.....


¿Qué hago con esto chicas? Me meto en unos jardines que no lo entiendo ni yo.  A lo tonto a lo tonto he gastado unas cuantas madejas de lana y si cada una me ha costado 1,80 €, pues la mantita me puede salir por un congo.  No sé, quizás me espere a que me entre otra vez la fiebre del punto bobo...
Hasta pronto.

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Doy la bienvenida a dos nuevas amigas, a cdelafuente de El Taller y a María.  Muchas gracias por uniros.

19 septiembre 2012

Un poco de cada


1. Un poco de sol en los pies. Cuando los días se empiezan a sentir algo más frescos y apetece ponerse el pantalón largo, pero nuestros pies se niegan aún a encerrarse en incómodos zapatos, es cuando más se agradece el calor del sol.  En mi tierra, quitarte las sandalias equivale a calzarte ya las botas... y me nieeeeego rotundamente.


2. Un poco de capricho: uvas sin pepitas.  Mi marido me fulminó con la mirada: ¡quéeee, te vas a gastar 2 € para 500 grs.?????  Sí, y qué. Faltaría más. Porque yo lo valgo.
 

3. Un poco de caos: tengo una relación de amor-odio con todos estos trastos.  Un día los tiraría todos a la basura sin pestañear, pero al día siguente soy incapaz de planteármelo siquiera.  Confieso que mi táctica es deshacerme de ellos poco a poco, con premeditación y alevosía, sin que el peque se dé cuenta.  Pero basta con que un día se me ocurra tirar algo, para que misteriosamente le apetezca jugar con eso.


4. Un poco de color.  No sé qué demonios representan estos.... no sé cómo llamarlos.  En su interior había una tarrina de helado con un muñequito pequeño dentro.  Si tenéis hijos pequeños ya sabréis a qué me refiero.  Yo creo que por la noche, cuando todos dormimos, toman vida y se reproducen, es la única explicación posible a que me los encuentre repetidos en distintos cajones y armarios. 

: : Estas semanas están transcurriendo demasiado deprisa para mí, y siento que no me cunde el tiempo, aunque esto lo he dicho ya infinidad de veces, pero es así.  Llegamos al viernes con tantas ganas, que para cuando te quieres dar cuenta ya es lunes otra vez.  ¿Os pasa lo mismo? ¿Será septiembre que trae cosas nuevas y hay mil cosas por hacer?

Hasta pronto.

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Me hace mucha ilusión tener nuevos seguidores, por eso me parece oportuno dar aquí la bienvenida a SusyCotagge y a Ivroftiques.  Si os gustan las cositas de estilo romántico y los cachivaches antiguos vais a disfrutar un montón con ellas.  ¡Gracias por uniros chicas!

14 septiembre 2012

Nostalgia en Septiembre


¡Hola de nuevo! Al fiiin hemos visto algo de lluvia, aunque menos de la necesaria.  La gente decía: ¡vaya día más tristón!, pero yo me sentía bien por dentro.  El aire se respira fresco en la cara, se agradece ponerse la chaqueta por la mañana, y huele distinto.  Me encanta el olor de la calle cuando empiezan a caer las primeras gotas, y el ruido de los neumáticos de los coches rodando por el agua, me recuerda tantísimo a mi infancia, cuando llovía día sí y día no, y las botas katiuskas eran parte de nuestro fondo de armario infantil.


En el jardín todo está manga por hombro. Mis abelias empiezan a apagarse.  Dentro de poco irán tomando un color precioso, entre rojo y naranja.  De momento solo les queda desprenderse de sus florecitas y empezar a dormir de cara al invierno.


Dentro de lo ocupada que estoy estos días, he sacado un poquito de tiempo para hacer algún postre como estas cuajadas.  Bueno, no es que sean nada del otro mundo, pero te solucionan un postre para tres.  Uno de los sabores más maravillosos que tengo en mi memoria es la cuajada con sabor a piedra de la Ultzama.  A mi marido le doy la tabarra constantemente para ir un día a merendar allí, pero lo vamos dejando y así llevamos tiempo.  Sé que venden leche de la Ultzama con sabor a piedra, con el cuajo especial y todo eso para preparla en casa.  Pero yo preferiría acercarme hasta allí y zamparme un cuencazo de esos que quita el sentido y disfrutar de aquel entorno maravilloso.


Una de las tardes que medio llovía, me dediqué a buscar viejas cosas en casa, como esta mantelería que ni me acordaba que existía y que tengo la impresión de que no se ha estrenado nunca.  Quizás me tome un día la molestia de lavarla y plancharla , aunque solo sea para guardarla otra vez y dentro de dos o tres años volver a sacarla.


También encontré estos cubiertos de postre que eran de mi madre.  Es curioso que cuando sostengo uno de ellos en mis dedos, me vienen recuerdos de algún postre de hojaldre con nata.  Creo que sería siendo niña, en alguna celebración en casa de mis padres, digo yo...


Tengo una manía que es coleccionar tapones de corcho.  Empecé hace un año, cuando vi en un blog americano un bote grande de cristal lleno de ellos, y quedaba muy bonito. Estos los tengo puestos en una cubitera de cristal, dentro de la alacena de los "cachivaches" (en la primera foto veréis una parte), y no veáis el olor que desprenden a bodega riojana cuando metes la nariz ahí dentro.  Mmmmmm , un buen Rioja y lo demás son tonterías.


Este juego de vinagrera y aceitera lo adquirí en eBay hace unos meses.  La bandejita si recordáis aquí era de los Traperos de Emaús, y ahí los frasquitos quedan preciosos.  También lo tengo metido en la alacena, y me encanta mirarlo, sin más.  Me hace feliz contemplar algo hermoso.


Para ir terminando os enseño cómo van mis flores que serán azules.  Me llevé un poco de disgusto, porque aunque las he regado periódicamente, un día me las encontré casi muertas, mis pobres chiquitinas.  Lo que pasaba es que la tierra no absorbía bien y no les llegaba el agua hasta abajo.  Pero ahora ya están recuperadas.  


Acabo con los culpables de que no me veáis por aquí tan a menudo.  Mis nuevos "amiguitos".  Me lleva tiempo pero estoy muy contenta de estar aprovechando el tiempo.  A mi hijo le hace gracia verme estudiar y que tenga exámenes, pero yo solo deseo ser un buen ejemplo para él.  Nada se consigue sin esfuerzo.  Y cualquier esfuerzo trae su recompensa, eso lo tengo muy claro.
Os deseo de corazón que tengáis un fin de semana maravilloso.
Hasta pronto.

10 septiembre 2012

Se acabaron las vacaciones


Bueno, pues ya llegó la vuelta al cole.  Casi tres meses después nos encontramos de sopetón con los cambios en los horarios y en la organización de las comidas.  Este año nos han facilitado las cosas y no hemos tenido que ir a comprar ni cuadernos ni tampoco los cuadernillos de las actividades (los libros de texto son gratuitos), sino que se los han dado directamente a los chavales.  No hemos gastado demasiado, tan solo bolígrafos, un par de lápices, un corrector  y una mochila con ruedas.  Las pinturas como se puede ver son de años anteriores.  Supongo que a lo largo del curso nos tocará "soltar la gallina" a menudo.


Este año la novedad es que yo también vuelvo al "cole" durante tres meses.  Es un curso de formación que tenía muchísimas ganas de hacer y que me viene fenomenal para aprender más sobre mi trabajo.  Voy por las mañanas, desde las 9 hasta las 2.  Regreso a casa a comer, y a eso de las 3 y media recojo al peque, porque durante este mes salen antes.  El resto de la tarde, es un visto y no visto.  Entre recoger la cocina, preparar la merienda, poner una lavadora, o el lavaplatos, o mil historias más, te plantas en la hora de cenar. Así que me siento un poco culpable por no haber podido publicar más a menudo.
 

Hace poco fui a una cadena de supermercados a comprar unas galletas para perros (esa es otra historia) y me fijé en un stand que tenía entre otros potingues, lacas de uñas de los colores más insospechados.  ¿Cuál creéis que elegí?  Bieeeeeeeeennnn.... el azul.


Seguro que estáis ansiosas por saber la extraña razón de elegir semejante color.  Pues bien, no tengo ni la menor idea.  Los ojos se me fueron directamente al azul.  Había más claros, más oscuros, metálicos, mates, y yo qué sé.  Es increíble que haya tantos tonos de azul en un pintauñas.  Normalmente uso tonos discretos, más que todo porque las uñas se me desconchan enseguida y es una manera de protegerlas. Pero debo reconocer que esto fue un capricho tontorrón.  Me las pinté a la mañana y a la tarde me lo quité. Bueno por 0,90 € tampoco sentí dolor de conciencia.


Más productiva fue una bolsa de guarradas que compramos el sábado.  Me pierden totalmente esas cortezas, esas estrellitas de patatas con sus colorantes y grasas, mmmm.....  Quizás hayáis notado que últimamente no hago post sobre comida, pero es que he estado tratando de cuidarme un poco.  Es decir, mantener alejados de mí los hidratos de carbono que tanto nos gustan a todo el mundo.


Aunque como podéis ver el fin de semana lo trampeo un poco. ( ¡Sssshhhh no se lo digáis a nadie!)


Esto es parte de la compra que hacemos en la semana.   A parte de restringir los hidratos de carbono, me obligo a mí misma a comer más fruta y verdura, y por extensión al resto de la familia.
 

El domingo acabó con una cena ligera no, ligerísima.  Un poco de melocotón en almíbar con un kiwi.  Hoy lunes volvemos a lo estrictamente correcto.  Un par de kilos menos y me daré por satisfecha.
Hasta pronto.

05 septiembre 2012

Fácil, sencillo y para toda la familia

 

Desde su más tierna infancia mi hijo siempre ha sentido una especial predilección por el bricolaje.  Recuerdo que con dos añitos se quedaba embobado mirando cómo el Pielhoff  (veáse Bricomanía) usaba taladros, mordazas,  sierras de calar y demás artefactos del demonio.  Vamos, que prefería al melenudo antes que al simpático Caillou.


En las Navidades de 2010, los Reyes Magos tuvieron la genial idea de dejar en casa un juego de bricolaje con muy buena pinta, a saber, creativo, sin pilas ni enchufes y toda esa matraca...

 
Mi enhorabuena a los publicistas que hicieron el anuncio, porque allí todo era coser y cantar oye, incluso recuerdo que decían que no manchaba.  Bueno eso sí, manchar no mancha, pero me gustaría saber de qué coj.... está hecho ese material.  No es ni duro ni blando.  Es.... raro, raro, raro.  ¡Ven Pielhoff con tu arsenal de herramientas, y si tienes lo que hay que tener hazle un corte recto a esta "madera para niños"!

Su padre que es "mu apañao", se puso manos a la obra junto al niño, que le miraba con ojillos expectantes mientras le pasaba la sierra o el cúter cual enfermera al cirujano, pero lo dejó por imposible cuando la paciencia se le acabó.  ¿Qué paso después? Pues que el juego de marras quedó aparcado en el olvido, justo hasta hace unos días.



El peque se acordó de repente y yo que soy mujer aguerrida y echá p'alante le dije remangándome : ¡A ver, qué quieres hacer! .... ¡El barcoooo! ... No niño, que el barco es muy difícil ....  ¡Pueeeeees, el camión!... Quita niño, qué camión ni qué camión... Vamos a ver, .....¡el baúl, mira qué chuloooo, buaaah con su cierre y todoooo! (era lo más sencillo que había en el manual).  Como es un santo, me dijo. ¡Bueeeno, el baúl..!

Pues nada, dicho y hecho.  En dos tardes lo hicimos.  La cosa empezó con buenas expectativas, orden en la mesa, herramientas a mano, el lápiz en la oreja, bueno lo normal.  Se empezó a torcer un poco cuando no nos daban de ancho algunas piezas (no entiendo por qué).  Pero ya se torció del todo a la hora de juntarlas, no sé si las reglas que usamos medían distinto o qué, pero aquello no acababa de encajar.  Así que entre la emoción, las ganas de acabar ya y de restregárselo a su padre por las narices, tuve que "forzar" un poco el ajuste de las piezas...  No se nota nada ¿verdad?


Que sepáis que abre y cierra per-fec-ta-men-te ¿eh?





La próxima temporada de Bricomanía nos contratan... jajajaja.. ¡¡¡Tiembla Pielhoff !!!!!!

 : : : : ¡Fácil, sencillo y para toda la familia! : : :

02 septiembre 2012

De paseo por Noáin


¡Hola a todo el mundo! Con el post de hoy, esto se va pareciendo a una guía turística de "Conozca Navarra", aunque la idea es plasmar en mi cazuela de sopa azul, las pequeñas cosas que vamos haciendo la familia, y coincide que en verano hacemos más salidas y pequeños paseos.
Si no habéis estado nunca en este parque os lo recomiendo encarecidamente.  Se llama "Parque de los Sentidos" y se encuentra en Noain, muy cerca de Pamplona.  Se inauguró en 2006 y consta de 25.000 m2 divididos en cinco espacios.  Cada uno de ellos se relaciona con uno de los cinco sentidos.


El primer espacio y más llamativo es el Jardín Japonés dedicado al oído.  Además del estilo típico oriental, se trata de escuchar el agua, desde los sonidos más suaves hasta los más fuertes.


El kiosko rojo con sus puentes a juego es una preciosidad.  Desde arriba se puede ver todo el parque.


En verano flores como el agapanto y las calas, o arbustos como el acer enano japonés que aquí lo puedes encontrar en más de quince variedades, predominan en este espacio.  El césped no tiene cabida en este tipo de jardín, demostrando que se puede hacer una jardinería bella y con muy poco mantenimiento sin necesidad del mismo. 



Me encantaría que pudieseis escuchar el transcurrir sereno de este pequeño río.  Es como transportarse hasta un mundo de ensueño, si tienes la suerte de que otros ruidos no interfieran en tu escucha.  El sonido más fuerte lo pone la cascada de agua.  Además es tan refrescante en verano que da gusto quedarse ahí embobado mirando cómo cae el agua.




La segunda zona que podemos encontrar es la del Jardín Inglés, que está dedicada a la vista.   Una parte se dedica a las flores de temporada con multitud de colores, la otra más representativa del jardín inglés es la rosaleda, en la que hay plantadas más de 80 variedades de rosas.  Es uno de los que más me gusta, cuando todo está florecido es una alegría absoluta para los sentidos.  Lo ideal es ir en mayo o junio cuando las rosas están en todo su apogeo.  Ahora están un poco mustias y quizás no luzcan tanto.




En el centro del parque hay un gran estanque de agua y desde aquí confluyen todos los caminos hacia los distintos jardines.  Es una zona preciosa para sentarse y disfrutar del ruido de los chorros de agua y sobre todo en verano, el olor del jazmín te envuelve de forma increible con esos arcos que representan el símbolo principal de Noain que es el acueducto




El tercer espacio es el Jardín Francés, inspirado en los jardines franceses del siglo XVIII y XIX.  Aquí jugamos con el tacto.  Aquí se anima a la gente a tocar por ejemplo las diferentes cortezas de árboles, de arbustos, las hojas, la hierba, los setos de boj, que son muy agradables al tacto, y por último las flores.  Con esto vamos desde el tacto más rugoso al más fino y delicado. Trabajan mucho con grupos de escolares, así aprenden que se puede tocar todo, pero siempre con cariño y respeto, pero vamos, que si vas, no te cortes en hacerlo, que para eso está. 

 

El cuarto espacio es el Mediterráneo, en donde el olfato es el protagonista.  Hay unos recuadros formados por laurel que enmarcan especies como el romero, el tomillo, la salvia, la lavanda o los tilos, que te sumergen en una explosión de aromas increible.  Cada una de las plantas va señalada con su nombre, lo cual te ayuda a identificar cada olor y a aprenderlo.
La quinta zona es la dedicada al gusto, allí puedes encontrar moras, higos, granadas, fresas, pero como dice el responsable del Parque, es aquí donde debería imperar además otro sentido, que es el sentido común... Se trata de probar una mora o un higo, no de arrasarlo todo.  Pero bueno, apelar a la buena educación es a veces una labor infructuosa.




En las dos fotos anteriores podéis ver la zona de la huerta.  Este espacio está pensado para recolectar con tus propias manos productos típicos de la huerta, dependiendo de la temporada.  Primero tienes que pasar por un edificio cercano llamado Lorenea, en el que te proveerán de un chaleco, una cesta y alguna herramienta.  Según los productos, encontrarás círculos verdes (se puede recolectar) o círculos rojos (todavía hay que esperar).  Cuando acabes pasas con tu cesta por Lorenea y te cobran los productos que hayas cogido.  El año pasado estuvimos en el mes de septiembre y había unas calabazas enormes entre otras cosas.  Los niños disfrutan mucho (aunque debo confesar con cierta vergüenza que había plantas que no tenía ni pajolera idea de lo que eran).


Han pasado seis años desde su inauguración y según dicen los responsables todavía está al 25% de su potencial, así que solo queda pensar que cada vez estará más y más bonito.



Ojalá hayáis disfrutado de la visita virtual.  Si sois de la zona os animo a que vayáis a verlo y disfrutarlo, y si no espero haber sabido transmitir todas esas sensaciones vividas hoy en este maravilloso Parque.
Hasta pronto.

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