31 enero 2014

Otro cuadro acabado

 

No recuerdo cuántos años han transcurrido desde el último cuadro de punto de cruz que terminé, pero ayer pude poner a cero el contador, porque por fin acabé aquella labor, que si recordáis empecé allá por el mes de marzo del año pasado.


Comenzar una labor así siempre es un reto, y en este caso más, porque había diferentes tipos de puntadas que yo no conocía y que me hicieron ponerme las pilas rápidamente.



Poco a poco fui avanzando y cogiéndole el gusto a este esquema basado en un diseño de mediados del siglo XIX y que está cargado de simbología.  Quería un abecedario y éste me gustó por su gama de colores, la lira, la corona de flores, y un montón de pequeños motivos que le dan un encanto especial.


Es emocionante ver cómo el trabajo va avanzando muy poco a poco, aunque un día de pronto, te das cuenta de que una parte va tomando forma, como la lira rodeada de los laureles...

 

.. o las coronas, el centro de rosas o la fantástica corona de flores.


Durante el verano la labor estuvo aparcada, porque me atasqué con los ornamentos laterales y se me acabó un hilo beige.

 
Así que tuve que sacar todo mi arsenal de restos de otros kits, y buscar el hilo beige que más se asemejase al que se me había acabado.  Parece mentira, pero hay decenas de tonos de beiges, así que me costó un buen rato dar con el tono adecuado.  ¡Cuántas tazas de café a lo largo de esta labor....!


Al final, encontré alguno que se asemejaba lo bastante como para empezar a dar puntadas a los dos laterales que me faltaban, y poder por fin acabar en tres tardes esta labor que tantas ganas tenía de finalizar.


Ayer la planché suavemente por la parte de atrás y a continuación una sensación de alivio me invadió.  Algo parecido a cuando éramos niños y en junio se acababan las clases, jajajaj... cerrabas los libros y te olvidabas de ellos hasta septiembre.  Ahora solo queda llevarla a una tienda a enmarcar, pero eso tendrá que esperar.  De momento la he guardado a salvo del polvo, aunque ya estoy pensando en lo siguiente que me apetece hacer.  Imagino un cuadro no muy grande, de flores rojas sobre una tela Aida en negro.  ¡Ay, mi imaginación se dispara, así que debo frenar! Pienso en la combinación de varios cuadros, intercalando algún espejo ovalado no muy grande en un rincón del salón.  Me estoy empezando a emocionar...
De momento quiero enmarcar esta labor y descansar una temporada, hasta que dé con el proyecto perfecto.
Os deseo un fantástico fin de semana y gracias por estar siempre ahí.
Un fuerte abrazo.

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28 enero 2014

Nuestro fin de semana

 

A veces tengo la sensación de que el fin de semana no está bien aprovechado si no vas a algún sitio de excursión, o a visitar alguna exposición, o al cine, pero en ocasiones como ésta, estoy muy satisfecha de nuestro tiempo pasado en familia.  Me siento feliz simplemente saliendo a pasear y recogiendo unas ramas para adornar mi vieja jarra azul.


También jugando una partida al ajedrez con el peque: le enseñé a jugar hace años y no lo hace mal, pero concentrarse mirando la televisión no siempre da los mejores resultados, en este caso un jaque mate apabullante por mi parte.



El sábado por la tarde nos abrigamos bien y bajo la protección de nuestros paraguas salimos a tomar algo: unas cervezas, unas partidas a los dardos y una enorme ración de patatas bravas para recuperarnos del esfuerzo es un plan perfecto.


El domingo la cosa fue más tranquila: zanganear un poco por la casa, hacer estallar unas palomitas en el microondas para ver por enésima vez la 2ª peli de Sherlock Holmes, (al peque y a mí nos encanta Robert Downey Jr., a él porque le parece el mejor Sherlock Holmes de la historia, y a mí  porque creo que este muchacho es un ejemplo de superación gracias a segundas oportunidades que le brindaron en el cine).


Darse cuenta a última hora de la tarde de que hay dos manzanas pochas en el frutero que están pidiendo a gritos convertirse en una deliciosa tarta de manzana también formó parte de nuestro domingo.
Me gustó nuestro fin de semana, nada extraordinario, solo consiste en paladear cada instante con los cinco sentidos.
Gracias por vuestros comentarios que me hacen siempre tan feliz.
Un fuerte abrazo.

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Os habréis dado cuenta de que he dado un cambio de imagen al blog.  Llevo tiempo probando diferentes posibilidades y al final me he decidido por un espacio limpio, fácil de visualizar, en el que las fotos sean las protagonistas.  Espero que os guste y poder seguir disfrutando de vuestras visitas.  Muchas gracias por estar siempre ahí.

26 enero 2014

4/52


1. Haciendo las tareas escolares.  Creo que si uno se rasca la cabeza, las ideas fluyen mejor.


2. Me he propuesto comer al menos una fruta al día (en invierno me cuesta más)


3. En nuestro paseo del sábado por la tarde me encontré dos nubes en el suelo.  El agua no nos ha dado tregua estos días. 


4. La ilusión por los regalos que esconde la máquina del gancho.  Siempre tan tentadores y siempre tan frustantes.


5. A falta de una chimenea romántica con alfombra de pelo en el suelo, me conformo con encender una vela de olor y tomar un café a última hora del día.

 Un fuerte abrazo.

24 enero 2014

Mis viejos LP's


Me alegro mucho de haber conservado todos los LP's que fui comprando durante mi adolescencia.  Hay tal mezcolanza de estilos, que solo puedo llegar a la conclusión de que mis gustos eran, y siguen siendo bastante eclécticos, no solo en música, en todo lo demás también.


De entre los discos, había una colección de cuentos infantiles para el tocadiscos, aunque estos ya pertenecieron a mi marido.  Estuve un buen rato admirando las portadas, tan psicodélicas algunas, como la de "El burro flautista" (arriba a la derecha). Nunca he tenido una especial predilección por el diseño setentero, pero este tipo de ilustraciones son fantásticas.


Antiguamente, poner música era todo un ritual.  Elegir el disco, colocarlo en el plato, pasarle una especie de almohadilla para quitar el polvo, subir la palanquita, mover la aguja y colocarla justo después de la banda lisa, y bajar la palanquita.  Primero se oía un "cras cras" de fondo y de pronto se hacía el sonido.  Mientras, cogías la carátula del disco, te tumbabas con ella en la alfombra y simplemente escuchabas.  Yo me sabía de memoria todas las carátulas.  Incluso ahora al mirarlas, un aire de nostalgia llega hasta mí.


Como curiosidad, este es el primer disco que me compré cuando tenía catorce años.  Era la banda sonora de la película Flashdance, y me costó 950 pesetas.  Todavía lo conservo como el primer día.
Ahora solo queda decir: "¡Ay, qué tiempos aquellos!".
¿Seguís conservando discos en casa? Ni se os ocurra tirarlos, seguro que en un futuro valdrán su peso en oro.
Un fuerte abrazo.

20 enero 2014

Organizando un armario

Tengo que reconocer que soy una gran aficionada a los "Antes y Después".  Ya se trate de cirugía estética, piñatas mal alineadas, actrices desaliñadas, decoración, coches destartalados..., es igual, el hecho de mirar una imagen y luego la siguiente con el consiguiente cambio, me hipnotiza.  Miro una, miro la otra, vuelvo a mirar, en fin, una tontería como cualquier otra.  Por eso el caso que nos ocupa hoy, a saber, el armario del peque, era un candidato de lo más apropiado para este pequeño cambio.


El trajín diario de ropa y calzado, hace que sea complicado tenerlo como desearíamos, pero de vez en cuando viene bien plantarse delante, remangarnos, y coger el toro por los cuernos.


El primer paso es vaciarlo por completo.  Se forma una montaña de ropa y trastos a nuestro alrededor y por unos momentos piensas que eso no hay ser humano que lo arregle y no sabes ni por dónde empezar.  Bueno, hay que respirar profundamente y organizarse.  Lo primero que hago yo es limpiar el interior del armario con un paño y limpiamuebles (tuve que sacudir el trapo varias veces, sobre todo por las estanterías superiores, ejem....)


Una vez limpio el continente, me meto con el contenido.  Pongo en un rincón la ropa y calzado de temporada que ya se ha quedado pequeña.  En el caso de los niños esto es algo habitual cada cambio de armario.  Me encanta que crezca, pero... ¿tantoooooo?.  Toda esta ropa la llevamos a Cáritas de Pamplona, que se encarga de distribuirla entre los más necesitados.


Aparto la ropa que queda de verano y la meto en la caja de "Ropa de verano" (esta caja junto con otra llena de disfraces, las forré con papel de regalo que sobró de estas Navidades y les pegué unos letreros, quedando así más estético).  Con la montaña de ropa que queda hago montones: abrigos, jerseys, camisas, camisetas, accesorios de invierno, pijamas, mudas, calzado y "otros", es decir, cosas variopintas e indefinidas que se colocan según queden huecos.  Luego la voy doblando y colgando en perchas por grupos.  Compré un organizador de tela en el que he puesto camisetas de manga corta, accesorios de invierno (guantes, gorros, bufandas), muda y calcetines. 


¡Me encantaaaaaaa........ ya formo parte del "antes y después"!  Me ha llevado su tiempo, pero ha merecido la pena, ahora se ve limpio, organizado, todo está al alcance de la vista y yo me siento... muy muy feliz.  Solo espero que dure así muuuucho tiempo.  El peque ha quedado encantado con el cambio, y me ha "prometido" que ahora sí, intentará que todo permanezca en su sitio, osea, que tendré que confiar, ¿o no?
Un fuerte abrazo.

16 enero 2014

Chocolate a la taza


Para mí la preparación del chocolate a la taza va unida a la celebración de los cumpleaños en casa siendo niña, allá por los años 70.  El menú "oficial" consistía en patatas fritas, gusanitos y triángulos de pan Bimbo de chorizo, nocilla y foi-gras (con borde, por supuesto). De beber naranjada, y como colofón el mágico chocolate a la taza con bizcochos.  Recuerdo a mi madre en la cocina, picando chocolate para un batallón de niñas, con una habilidad que a mí me parecía asombrosa.  Nunca supe cuáles eran los pasos a seguir, solo sé que un olor maravilloso invadía la cocina y se iba expandiendo por el resto de la casa.  Luego empezaba a sonar el "ding-dong" del timbre y las amiguitas comenzaban a llegar.  Sin duda era el olor a cumpleaños.


De vez en cuando lo preparamos en casa, más que todo por el peque (mi aporte de calorías está ya bien cubierto, gracias). He mirado en internet maneras de prepararlo, pero definitivamente, me quedo con lo de siempre: a saber, tener una buena materia prima, como el chocolate de Pedro Mayo de toda la vida, y dejarte de rollos de maicenas, natas, picantes y demás historias. 



Yo lo preparo de la siguiente manera.  En una cazuela pongo un poco de agua a calentar.  Mientras tanto, voy picando el chocolate que luego añado a la cazuela.  Remuevo hasta que se funde y luego le voy  añadiendo la leche.  También le pongo azúcar al gusto.



Ahora se trata de remover con las varillas a temperatura media hasta que rompa a hervir.  Con esto conseguimos que la mezcla adquiera una textura más consistente.  Una vez llegados a ese punto, retiramos la cazuela del fuego y dejamos reposar unos quince minutos.


Así es como lo hemos hecho toda la vida en casa.  El sabor y la textura quedan naturales, por lo menos a mí me lo parece.  Esos chocolate negros y gordos cual chapapote de las cafeterías, me hacen desconfiar.  Este es más a la "francesa" que dicen en Guipúzcoa, más ligero, pero con un sabor auténtico.  Sabor a cumpleaños de la infancia.  ¿Hay algo más auténtico que algo que hemos vivido con el corazón?
Un fuerte abrazo.

13 enero 2014

Cosas buenas


1. UN ATRAPASUEÑOS: lo hizo el peque el verano pasado, cuando estuvo de campamento.  En cuanto volvió a casa lo colgó sobre el cabecero de su cama.  Es un filtro de sueños: los buenos pasan a través de la red mientras que los malos quedan atrapados en ella, protegiendo así a los niños de las pesadillas y los malos sueños.  ¿No es una hermosa creencia?  Pues hemos de remontarnos a los Ojibwa, una tribu de indios norteamericanos que realizaban este tipo de abalorios con plumas colgando, en la creencia de que actuaban como una telaraña que solo dejaba pasar los buenos sueños.  Este no lleva plumas, pero es igual de efectivo.


2. UN HUEVO DE CHOCOLATE: el peque todavía disfruta de ellos, aunque supongo que dentro de poco le parecerán cosas de pequeñajos.  Esta vez "nos tocó" una cosa rara que no sé muy bien lo que era.  Solo sé que era verde.


3. UN SABOR: hasta ahora en casa teníamos vinagre de módena, pero estas Navidades compramos una botellita de crema balsámica de módena, y solo puedo decir que me he enganchado a ella.  Tiene un sabor extraordinario, entre dulce y ácido, su textura es gordita lo cual te permite presentar el plato como si estuvieses en El Bulli (bueno, exagerando un poco).  Tenéis que probarla.



4. MIS MACETAS: el invierno nos ha golpeado fuerte últimamente.  Hemos tenido mucho frío además de una niebla espesa que no dejaba ver más allá de los 200 mts.  Las casas de los vecinos y los montes cercanos desaparecieron por arte de magia y todo cobraba un aspecto tenebroso.  Mis plantas están aguantando como pueden a pesar de que no les estoy haciendo demasiado caso.


5. UN CIELO AZUL: hoy no vamos a sobrepasar los 9º, pero el cielo se ha despejado y podemos ver ese azul espléndido de los fríos días de invierno.  Quizás me anime a salir y dar un pequeño paseo.

Espero que también estéis disfrutando de las pequeñas cosas cotidianas.
Un fuerte abrazo y gracias por estar ahí.

10 enero 2014

¿Te unes al Proyecto 52 semanas?

Durante todo 2013 me atrajo mucho la idea de hacer una serie de fotos semanales, lo vi en diferentes blogs, sobre todo de fuera, y empecé a buscar información.  Después de mucho mirar y remirar, llegué hasta el blog de Juan Justo, fotógrafo profesional que ofrece una serie de parámetros para comenzar un reto así; entonces me di cuenta de que al fin y al cabo se trata de proyectos "personales" que uno se marca por diferentes razones.  En mi caso concreto:
  • Quiero trabajar la creatividad, algo que me propuse para este 2014 y que viene bien para cualquier ámbito de la vida.
  • Es bonito poder ver de un plumazo las cosas que te han hecho feliz durante un tiempo concreto (por eso armar mis collages mensuales me hace siempre tan feliz)
  • El tiempo pasa demasiado deprisa, y ver cómo el peque va creciendo (y dejando de ser peque), es algo que me "obsesiona", y deseo atrapar como sea esos momentos: mañana es demasiado tarde.
  • Tendré una bonita excusa para regalarme una cámara en condiciones para mi cumpleaños (aunque la compacta que tengo y que ya tiene nueve años me esté dando muchas alegrías). 



1/52 ¡Qué sería de las Navidades sin encender velas! Dieron el toque perfecto en las cenas señaladas, junto con el acebo y las hojas verdes: una mezcla perfecta.

2/52 ¡Malditos chemtrails! Llevo muchos años obsesionada con ellos.

3/52 Vuelta al cole.  Todos los rotuladores deben estar en perfecto estado de revista.

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¿Te apetece unirte al reto 52 semanas? Creo que va a ser una aventura excitante.
Un abrazo y gracias por estar siempre ahí.
Hasta pronto.

07 enero 2014

Ilusión


Ayer día de Reyes, el amanecer fue espectacular.  A las ocho de la mañana, el sol se abría paso en medio de un cielo rosa increible, que fue cambiando poco a poco a un tono anaranjado.  Hacía tiempo que no veía algo tan bonito.  La carretera estaba mojada y esa luz se reflejaba en ella, dando la impresión de estar en otro planeta.  Era el preámbulo de un día mágico y especial, un día en el que desenvolvemos los regalos con la misma ilusión de cuando teníamos siete años.


Por supuesto que los Reyes llegaron a su destino como cada año.  Esta vez pusimos un Belén versión "reducida", pero ellos son muy listos y no se perdieron.  Lo primero es ir corriendo al árbol, y buscar los regalos que estén al lado de los zapatos de cada uno (aquí es importante no confundirnos con los paquetes de adorno que están bajo el árbol).  Nos gusta abrir los regalos de uno en uno, empezando por el peque, así vemos las caras de ilusión que ponemos cada uno.  Por supuesto, los Reyes no fallaron y acertaron de pleno con todos.



Después de tanto esfuerzo abriendo regalos (bueno, unos más que otros), hay que reponerse comiendo un buen trozo de Roscón de Reyes.  Una vez en la cocina, el peque se pone la corona de rigor, abrimos la caja y aparece ante nuestros ojos un espectáculo maravilloso. 


 ¿Tiene o no tiene buena pinta?  Creo que no voy a poder seguir mirando esa foto mucho tiempo más...

 


Todavía no ha amanecido del todo, así que encender el árbol crea una atmósfera especial.  Nos acurrucamos un rato en el sofá después de desayunar y hacemos planes para el día.  Estos consisten básicamente en jugar, leer un poco, salir a comprar el pan y preparar la comida.




Por la tarde, todos los años vamos de visita a casa de los tíos del peque, a comer roscón, beber un poco de cava y hablar de la vida.  Con esa visita, damos por concluidas las Navidades todos los años.  Atrás quedarán velas consumidas, corazones de chocolate, luces de colores, adornos y espumillones, mazapanes, comilonas, y tendremos que enfrentarnos nuevamente a los horarios escolares y laborales.
Espero que hayáis pasado unas fiestas estupendas, y que los Reyes Magos os hayan llenado de alegría, igual que a nosostros.
Un fuerte abrazo.

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