Hoy me he levantado a las nueve, y cuarenta minutos después ya estaba en un centro comercial para comprar algo de ropa para mí y algún regalito de última hora. Si encuentro ropa que me sienta bien y me gusta, me pongo de buen humor para el resto del día, y eso es lo que ha ocurrido; me entró la fiebre consumista, y cayeron también unos pendientes por 9,90 € en los mismos tonos que la ropa. Mañana día de año nuevo, tenemos comida con mi familia política, y tengo la sensación de que va a ser un día precioso. Me pondré lo que me he comprado, con las sombras que me trajo Oltenzero, pintauñas negro y unas botas de piel que suelo ponerme en ocasiones especiales. Comeremos en un restaurante y después seguirá una sobremesa de bingo, gin-tonics y risas.
Estos días atrás ha hecho mucho frío, con varios grados bajo cero y nieblas persistentes; mi pobre hortensia amaneció congelada. Hoy he tapado con plásticos y periódicos mis otras tres macetas.
Alguna tarde que otra, el chico ensaya su partitura de Harry Potter para un festival en enero, aunque está bastante verde todavía, y eso de tocar unos treinta minutos al día como dice su profesora de violín, está muy lejos de convertirse en realidad, cosa que me frustra bastante, pero contra lo que no puedo luchar. En cuanto a mí, estos días me dedico a trabajar, a mantener la casa en mínimos aceptables de limpieza, a hacer ensaladas frescas para aligerar el exceso de grasas de estos días, a estudiar (otra vez) y a hacer alguna foto que otra, que de todo lo anterior es lo que más me apetece y siempre tengo que dejar para el final.
En esta última entrada del año, os deseo lo mejor para 2017, estoy segura de que así será.
Muchos besos ♥♥♥
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P.D. La segunda foto se la dedico a Monse, y además tenéis listo el último collage del año.