Aunque a distancia, pero allí está, agazapado, esperando el mejor momento para aparecer. Lo veo asomar en las noches frescas, en las moras a punto de explotar, en las hojas de los árboles que van cambiando del verde al rojo y en los días nublados y lluviosos como el de hoy. Por la mañana fuimos a pasear por los alrededores de Pamplona y traje conmigo todas estas fotos. Por la tarde nos regalamos una comida en buena compañía y disfrutamos viendo caer la lluvia. También hice un bizcocho con huevos caseros (regalo de una entrañable compañera de trabajo) y compré unas bocas de dragón para plantar.
La semana que entra despedimos agosto, y en lo que a mí respecta, con todo el gusto del mundo. Siento que nace una nueva fuerza en mí, justo la que me quita el verano. Aunque quedan semanas aún, así que no cantemos victoria tan pronto.
Un abrazo ♥♥