31 diciembre 2013

Adiós 2013

¡Hola amigas! Hoy es un día para los buenos propósitos, pero también para echar la vista atrás y revivir todas aquellas cosas familiares que nos hicieron disfrutar durante el año.


2013 comenzó con las uvas y por supuesto con el tradicional Rosco de Reyes.  Hubo también unos cuantos bizcochos de limón, sopa picante de vez en cuando, verdura, y fruta, mucha fruta que es un regalo maravilloso de la Naturaleza.


También disfruté de montones de flores, unas compradas por mí y otras que fueron regalos inesperados. Espero comprar más flores el año que viene.  Son tan preciosas.


Y qué decir del peque... Hemos compartido juegos, paseos bajo el sol en agosto y bajo cero en diciembre, guerras de agua en el jardín, castillos de arena en la playa, algún que otro helado después de clase, sus "interminables" serenatas de flauta, y por supuesto, el cumpleaños tan especial que celebramos en casa con sus amigos y del que todavía nos seguimos acordando.


Tantos momentos que recordar en 2013 y que gracias a haber comenzado este blog, puedo recuperar con tanta facilidad.  En el 2014 que está por empezar, espero seguir disfrutando con todas estas cosas sencillas, como seguir descubriendo lugares fantásticos en mi tierra, comprar unos narcisos que adornen la cocina, acabar mi labor de punto de cruz, disfrutar de un aperitivo en familia en una terraza, comer chocolate, y por supuesto, espero seguir haciéndolo en vuestra compañía.  Es tan emocionante pertenecer a esta pequeña comunidad bloguera, que mi mayor deseo es que sigamos leyéndonos como en el 2013.
Os deseo una feliz noche y que este 2014 venga cargado de salud y buenos proyectos.
Un fuerte abrazo

28 diciembre 2013

Color navideño


¡Hola a todo el mundo! ¿Cómo habéis pasado la Nochebuena? A mí siempre me queda la sensación de que todo pasa demasiado rápido, tantos días de preparativos, confección del menú, poner los adornos, compras, envolver regalos, etc..., con ese estrés de pensar que llegamos tarde a todas partes, y luego, plaf..  se acabó.  Ahora comienza la cuentra atrás para Nochevieja, y vuelta a empezar...


Nuestra Nochebuena fue muy tranquila. Tuvimos buena comida, acompañada de un riquísimo vino tinto, y después, postres surtidos (demasiado surtidos, jejeje...).  Como colofón un gin-tonic con limón exprimido como me gusta a mí y unas cuantas partidas al Bingo.


Por supuesto tuvimos la visita de Olentzero, que dejó los regalos debajo del árbol de Navidad.  Cada uno tuvo exactamente lo que había pedido.  El peque se volvió loco cuando el paquete que llevaba su nombre tenía la forma de la caja del juego que había pedido.  ¿Quieres verlo? Pues prepara tu estómago....



Al día siguiente le faltó tiempo para empezar a hacer sus "experimentos", cuyos nombres son tan atractivos como vómito de zombi, bichos zombi y cerebro hirviendo... 


El árbol de Navidad es lo que más me sigue fascinando año tras año, con esas luces chispeantes que se reflejan en el suelo y la pared.  Me encanta cuando ya ha oscurecido y la única fuente de luz es la del árbol.  Seguimos colgando chocolatinas, esta vez en forma de corazón.  El año pasado eran piñas.  Llega a ser emocionante buscar una de ellas entre tantas bolas y espumillón.  Cuando das con una es como haber encontrado un pequeño tesoro.


Las velas rojas del año pasado están casi acabadas así que tendré que ir a comprar más.  Me gusta el ambiente que se crea, entre el rojo, el verde y la luz de las velas.



El Belén que hicimos el peque y yo en una caja de zapatos hace un par de años, lo hemos puesto a la entrada de casa.  Estaba todo manga por hombro, pero lo hemos rehecho un poquito.  Me sigue arrancando una sonrisa de satisfacción. 


Espero de todo corazón que estéis disfrutando de estas fechas, cada uno a su manera, aunque sé que hay gente a la que estas fechas no le entusiasman demasiado, pero hay que intentar encontrar algo que nos llegue al corazón, aunque sea un cielo al atardecer, que será un preludio de un nuevo día que está por llegar.
Felices Fiestas a tod@s.
Un abrazo.

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Acabo de preparar el collage del mes de diciembre 2013, aunque todavía falta Nochevieja, pero creo que resume muy bien las cosas más importantes para mí referentes al último mes del año. 

22 diciembre 2013

Trabajos gratificantes


1. Probando las luces del árbol de Navidad.  Parece que funcionan todas.  Sería bonito poner luces en otras partes de la casa.  Alegran tanto...


2. Preparando un postre de chocolate para compartir con las compañeras del trabajo (por cierto, les encantó)  (la receta aquí)


3. Empezando las "bolas de nieve" que queremos regalar a los primos.  Me temo que el olor a aguarrás va a permanecer varios días en la cocina.  El esmalte queda brillante y suave, pero es un tanto engorroso; por suerte no hubo daños colaterales.


4. Sacando un ratico para ir a la Protectora y pasear esta vez a Euro.  Es viejito pero es un encanto de perro.  Además agradecen tanto salir a tomar el aire que merece la pena ir hasta allí.


5. Acabando mi postal para el intercambio al que me apunté (en breve te lo envío Sil).  ¿Por qué estos días antes de Navidad parecen tener menos horas que los del resto del año?


6. Aquí el trabajo fue levantarse de la silla, después de disfrutar de un café en una terraza después de comer. ¡Qué bien saben esos rayos de sol en la cara!  El peque pidió uno de esos huevos con sorpresa, y nos tocó este oso panda tan mono.  Me hizo recordar que del retrovisor de mi viejo coche, colgó durante muuuuchos años un osito panda de peluche.  Cuando el coche pasó a mejor vida y se lo llevaron al desgüace, nadie se acordó de quitar el osito...

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Me gustaría dar la bienvenida a los nuevos seguidores, me encanta ver nuevas "caras" y leer vuestros comentarios que tan feliz me hacen.  Un fuerte abrazo a tod@s.

16 diciembre 2013

Momentos pre-navideños


¿Es una sensación mía o este año la Navidad está llegando a más velocidad que nunca? Ya estamos en el ecuador del mes de diciembre, y eso quiere decir que en apenas ocho días estaremos en Nochebuena.  Ayer domingo sacamos del garaje las cajas con los adornos navideños y el árbol.  Todos los años son las mismas bolas de colores y las mismas luces, pero aún así mi cara se ilumina cuando las abrimos.  Después de pasar casi doce meses viviendo en la oscuridad del interior de una caja, ahora parecen alegrarse de volver a ver la luz de nuevo.


De momento hemos armado el árbol, aunque visto así es como una hoja en blanco en la que comenzar a pintar, sin embargo todos los adornos  llevan su orden preciso, algo que deja poco a la creatividad, pero el resultado es tan bonito que tengo poco que objetar.  Sr. marido y el peque son los encargados de la gran transformación.


Allá por el mes de agosto el peque y yo hicimos esta bola de nieve, y nos gustó tanto el resultado, que hemos pensado preparar seis diferentes para los primos pequeños.  Hace poco estuvimos eligiendo los muñequitos de entre la colección que tiene el peque.  También tenemos los botes de cristal y la brillantina.  Espero encontrar un hueco esta semana para ponernos manos a la obra.


El papel de regalo ya está preparado, solo queda envolver algunos regalos, pero todo se andará.  Es algo que me gusta hacer cuando estoy sola en casa.  ¿No es emocionante? A mí me relaja muchísimo.


No suelo comprar calendarios porque normalmente siempre nos regalan alguno, pero el otro día estuvimos en la Protectora y vimos que habían puesto a la venta calendarios por 5 €, así que compramos uno.  Lo pondremos en el cuarto del peque, y además de alegrar la habitación habremos contribuido a ayudar a estos animalicos.


Prácticamente tenemos todo comprado, tanto en lo que se refiere a comida como a regalos, lo cual es un verdadero desahogo.  Siempre es difícil resistirse a abrir la primera caja de dulces navideños, y en este caso ésta  fue la elegida.  Increible su sabor y lo crujientes que estaban estas galletas, mmmm.... (digo estaban, porque en este momento solo quedan dos de las nueve que había).


Nuestro pequeño capricho de estas fiestas en lo referente a bebida, suele ser una botella de champán.  Habíamos oído hablar muy bien de esta marca, así que ya os contaré cuando llegue la ocasión.  De momento se encuentra en el frigorífico esperando pacientemente a que llegue la última noche del año y nos sirva para brindar por un 2014 que sea estupendo para todos.
Por cierto, ¿cómo lleváis los preparativos? ¿os faltan aún muchas cosas por hacer?
Os mando un fuerte abrazo.
Hasta pronto.

13 diciembre 2013

Pilas botón y comida basura


A pesar de que no somos clientes habituales de los McDonald's o Burger King, tengo que reconocer que con niños en casa, a lo largo de varios años se acumulan muchos juguetitos procedentes de este tipo de lugares (si tienes hijos pequeños me entenderás a la perfección).  Además los juguetes parecen reproducirse entre ellos con una facilidad asombrosa.  De vez en cuando toca hacer limpieza, y es aquí cuando hemos de tener especial cuidado.  Empezaré por decir que soy una persona plenamente concienciada con el reciclaje, casi rozando la obsesión.  En Pamplona y su comarca tenemos la facilidad (y la suerte) de tener a mano todos los contenedores posibles: orgánico, papel, plástico, vidrio, pilas, poda, incluso los llamados "puntos limpios" a los que llevar residuos especiales como aceites, pinturas, ropa vieja, etc... solo hace falta que la gente se conciencie de una vez por todas de lo importante que es reciclar.  Cuántas veces he abierto el contenedor orgánico para tirar mi basura y he visto cartones, envases de tetra brick, latas, botellas de cristal... es algo que me indigna profundamente.


En fin.... al grano.  Muchos de estos regalitos que mencionaba anteriormente, llevan en su interior pilas tipo botón, en concreto aquellos que se mueven o tienen luces.  No soy quien para decir lo que hay que hacer, solamente digo lo que hago yo.  Me resulta IMPOSIBLE tirar un juguete de estos, tal cual a la basura.


Con un destornillador suelto los dos tornillos de la tapa y saco una pieza en la que van encajadas normalmente, dos pilas botón. Hasta aquí todo sencillo.


La pieza es ésta que véis en la foto.  Ahora tienes que armarte de paciencia para extraer las dichosas pilas.  Aunque sea plástico, más bien parece hormigón armado.  Yo suelo usar un cuchillo de sierra, no te digo más.
Las pilas botón son las más contaminantes de todas por su alta toxicidad.  Una sola de ellas es capaz de contaminar entre 600.000 y 2.000.000 de litros de agua.  Las hay de mercurio y de litio, siendo las primeras mucho más contaminantes que las segundas.  Las de estos juguetitos no sé de qué tipo son, pero mi preocupación por el medio ambiente me lleva a sacarlas SIEMPRE y llevarlas a reciclar.

Lo ideal sería que no regalasen ningún juguete, para que los niños no asocien la comida poco sana con algo agradable, pero ya que no podemos luchar contra el marketing de estas grandes multinacionales, por lo menos, a la hora de desahacernos de estos juguetes,  tomemos unos minutos para sacar estas pilas tan contaminantes y pondremos nuestro granito de arena evitando contaminar nuestro hermoso planeta.  Creo que es lo mínimo que podemos hacer.
Hasta pronto.

09 diciembre 2013

Una semana llena de color


1. Cuando superviso las tareas escolares del peque, me gusta ir pasando las hojas y disfrutar con el colorido de los cuadernillos.  En mi época de EGB no recuerdo que fuesen tan alegres (por cierto, si sois más o menos de mi quinta, seguro que os encanta este blog). 



2. La comida del día a día también aporta color de vez en cuando.  Este plato se llama "porrusalda" y es muy típico de aquí.  Lleva puerro, zanahoria y patata, y es muy sano.  Una vez oí que cuanto más colorido sea un plato, más lleno de vitaminas está.


3. Tuve algún rato libre que dediqué a revisar armarios y rescaté este bol bretón comprado en Francia hace.... (espera que piense)... veintidós años, cuando trabajé allí de au-pair.  ¿Por qué estaba escondido entre cosas que apenas se usan? No tengo ni idea.  Compré además a juego, una jarra de leche y otro cuenco en forma alargada.  Me gasté la paga del mes, pero creo que fue una buena compra.  Además me traen tantos recuerdos... Mis "niños franceses" tendrán ya 26 y 24 años.  Se llamaban Antoine y Helène y eran adorables.  Nunca he vuelto a saber de ellos, snifff....


4. El primer día de diciembre empezó la dulce cuenta atrás para Nochebuena.  Todos los años compramos un calendario de adviento, aunque esta vez la cosa no estaba muy clara.  El peque está en una edad en la que va dejando la niñez poco a poco, pero supongo que ver todo un stand con calendarios de adviento, y sus correspondientes ventanitas escondiendo irresistibles figuritas de chocolate es algo difícil de resistir.  Aquí tenemos una de las primeras chocolatinas de este año.


5. También encontré color este fin de semana, tomando una cerveza en un pub inglés, con sus bonitas vidrieras que siempre consiguen atrapar mi atención, sobre todo cuando la luz del día va cayendo y algunos rayos de sol se filtran aún por los ventanales.  A parte del colorido, me encanta la textura del vidrio, unos más rugosos que otros, pero siempre suaves al tacto.


6. Por último, esta misma mañana he cortado un ramo de mis crisantemos y lo he puesto en la jarra multicolor que preside la mesa de la cocina.  El efecto es parecido a sacar una varita mágica, agitarla y de repente..... opppps!!! llega la alegría en unos segundos.  Una sencilla manera de poner color en un día que amaneció gris y frío.
Os mando un fuerte abrazo.

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Me gustaría dar la bienvenida a los nuevos seguidores que está habiendo últimamente.  Pasaré a visitaros esta misma semana.  También os doy mil gracias por los comentarios tan bonitos que me dejáis siempre.  Son reconfortantes y me inyectan energía para todo el día.

05 diciembre 2013

Visita a Burgos


Últimamente hemos estado un tanto apoltronados en casa.  Una especie de monotonía se había apoderado poco a poco de nosotros, incluso los emocionantes viernes daban paso a unos fines de semana aburridos y rutinarios.



Quisimos poner remedio a esta situación, así que se nos ocurrió hacer una escapada de dos días.  También nos acompañó el hijo mayor de sr. marido, algo que al peque le emociona especialmente.  Pensamos en algún lugar que no hubiésemos visitado nunca, a ser posible, y que no estuviese a más de dos horas de casa en coche.  Después de descartar algunas opciones, nos decidimos por Burgos.



Salimos de casa a las 9 h. de la mañana, en un día gris, con 6º de temperatura y una débil lluvia.  Después de recoger al chico, pusimos rumbo a Burgos.  Hacia las 11:30 h. ya nos encontrábamos en el hotel guardando las cosas.  Nos pusimos calzado cómodo y nos dirigimos a pie directamente a la Catedral. 
 

El peque y yo además llevábamos gorro y guantes, porque el frío era intenso y soplaba un viento helador que se colaba por cualquier hueco del cuerpo que no hubieses protegido.


¿Has visto que lugar tan maravilloso? No es de extrañar que sea Patrimonio de la Humanidad.  Yo no había estado nunca en esta ciudad, pero sabía de su magnífica catedral entre otras cosas.  Solo puedo decir que es realmente impresionante.  No podíamos apartar la vista de ella, mirases donde mirases, siempre descubrías algo nuevo.  Es tan enorme que me resultó imposible con mi cámara tomar una foto en toda su altura, pero creo que os haréis una idea de su tamaño.


En el interior vimos el famoso Papamoscas, que es un muñeco autómata que a las horas en punto abre la boca y toca una campana, aunque no tuvimos ocasión de verlo en acción.


Esta preciosa fuente se encuentra enfrente de la entrada principal.  


Por la tarde, cuando ya anochecía, volvimos a pasar por aquí y "tuve el valor" de quitarme un momento los guantes y hacerle esta foto.  Me encantan sus tonalidades, desde el verde agua hasta el ocre de la piedra.


Recorrimos el casco antiguo de Burgos sin parar de señalar cosas y mirar para arriba.  En el hotel nos facilitaron una pequeña guía con los edificios más emblemáticos y un plano.  Entre ellos esta impresionante puerta llamada de Santa María, que fue construida entre los siglos XIV y XV. 


Esa puerta era una de las doce que había para entrar en la ciudad en la Edad Media.  Se comunica con el puente de Santa María, por debajo del cual pasa el río Arlanzón, que es el que véis en la foto, y que está justo enfrente de la puerta de la que os hablo.


Un mercadillo de Navidad en el que se vendían productos de la tierra y artesanías ponía un toque alegre, aunque llovía en ese momento y la afluencia de gente no era muy grande que digamos.


También habían instalado una pequeña atracción para los niños.  Recuerdo cuánto disfrutaba el peque en sitios así cuando era pequeño; ahora prácticamente ni se fija.


En esta misma plaza me llamó la atención la estatua de este peregrino.  Burgos fue y sigue siendo, un lugar de paso muy importante para los peregrinos del Camino de Santiago, de ahí la cantidad de iglesias y hospitales que se construyeron en tiempos remotos.



Seguimos andando por la ciudad, y a cada paso mil detalles que captar, como estos carteles de estilo medieval perfectamente integrados en un entorno urbano tan especial.


Me gustaron mucho los escaparates de las tiendas.  Al ser una ciudad muy visitada, los comerciantes ponen especial atención para que estén preciosos y llamen la atención. 


En concreto las tiendas de comestibles estaban decoradas con gran cariño, es algo que se nota. Mostrando infinidad de productos deliciosos a la vista: legumbres, morcillas, embutidos, quesos, vinos.... todo un espectáculo.
 

Cerca de la catedral estaba esta tienda de artículos religiosos, con una decoración más sobria.


Esta bicicleta decorada era un reclamo para una tienda, aunque no recuerdo de qué.  Me encanta cómo está pintada toda de marrón, y esas flores que ponen el toque colorista.  Por cierto, yo aprendí a montar en bici en una parecida a ésta...


Burgos me ha parecido una ciudad preciosa, señorial, elegante, con mucha historia y con muchos más lugares para visitar que tiempo disponible.  ¿No sería un sueño vivir en uno de esos áticos y despertar todos los días entre tanta belleza?


Nuestra primera toma de contacto con la ciudad duró un par de horas, tiempo suficiente para abrir el apetito y dirigirnos a un restaurante que sr. marido tenía "fichado".  Yo me decanté por un menú típico castellano, a saber, entrante de morcilla, sopa castellana, que estaba de mueeeeeerte y me hizo entrar en calor en cinco segundos.  Luego cochinillo asado y de postre leche frita.  ¿Se puede pedir más? Además nos obsequiaron con un licorcito a elegir.  Yo me decanté por la crema de orujo, mmmmmm..... me gustó peligrosamente.



A las siete de la tarde, cogimos un tren chuchú que hace un recorrido de casi una hora por toda la ciudad.  La foto me salió horrible, pero al poner la cámara en posición de poca luz siempre me pasa lo mismo, y como no me gusta usar flash, pues esto es lo que salió.  Bueno, ¿os hacéis una idea de lo bonito y reluciente que era el tren?



La pena fue que llovía ligeramente y los cristales del trenecito estaban empañados; más que ver algo lo intuíamos.  Pero tuvo su encanto. Los cuatro íbamos sentados en un mismo asiento y nos dábamos calor unos a otros.  De cuando en cuando limpiábamos el cristal con un papel y achinando los ojos intentábamos ver algo de lo que nos explicaban por el altavoz.  Para acabar el día, cenamos un poco de picoteo, y tomamos algo en una terraza, al calor de esas estufas de invierno que tanto se agradecen.


Al día siguiente nos levantamos a eso de las ocho y media.  Corrí las cortinas y este fue el precioso paisaje que podíamos contemplar desde la habitación (por fin un hotel con ventanas que se abren...).  Nuestro plan era dar otro paseo por el casco viejo y después coger el coche para visitar el Monasterio de Huelgas.


Durante el recorrido del trenecito del día anterior, me fijé en la entrada a una iglesia medio escondida tras unas verjas y a la que se accedía por unas escaleras. Decidimos buscarla en el mapa y allí llegamos, en medio de un luminoso y frío día.


Mi intuición no me falló en absoluto.  Se trataba de la Iglesia de San Gil, construida en el siglo XIV y de estilo gótico.  Leí después que la riqueza artística que guarda en su interior no tiene nada que ver con la austera fachada de la misma. 


Fue auténtica maravilla visitar un lugar así.  La luz interior era muy tenue, y había diferentes partes de la iglesia que con un euro se iluminaban.  Nosotros activamos una parte en la que había retablos, sotanas antiguas, cuadros, lámparas,... algo impresionante.  ¡Cuánta riqueza tenemos y a veces no la sabemos apreciar! Nuestro patrimonio cultural es inmenso.  Dentro estaba prohibido hacer fotos, y yo soy muy respetuosa con esas cosas.  Tendréis que verlo con vuestros propios ojos.


Luego fuimos en coche hasta el Monasterio de Santa María de las Huelgas en el mismo Burgos. Compramos las entradas, y mientras hacíamos tiempo para la visita guiada, nos tomamos un rico café en un restaurante cercano.


Me gustan mucho las visitas guiadas, porque ponen voz a lo que a simple vista parecen piedras unas encima de otras.  Dentro vive todavía una pequeña congregación de monjas cistercienses de clausura. En el interior están sepultados varios reyes, esposas, hijos y alguna abadesa.  En la Guerra de la Independencia, los franceses saquearon las tumbas llevándose muchas cosas de valor.  Pero hubo una tumba que se salvó del saqueo al estar ubicada detrás de otra. En un museo que hay dentro se expone todo lo que contenía: trajes, telas, alguna joya, cinturones, espadas, todo muy interesante.



Cuando finalizó la visita casi era la hora de comer, así que nos dirigimos a un restaurante cercano, aunque el menú elegido no fue tan potente como el del día anterior.


Y así es como finalizó nuestra visita de dos días a la ciudad de Burgos.  Algunos sencillos recuerdos comprados, nos harán acordarnos de esta bonita excursión, que sin duda repetiremos para ver otras muchas cosas que por falta de tiempo no pudimos visitar, entre ellas el Museo de la Evolución Humana.
Espero que hayáis disfrutado con el post, lo he preparado con todo mi cariño para compartir con vosotras este fin de semana tan especial, lleno de historia, buena comida, charlas, edificios majestuosos y tantas cosas más.
Hasta pronto.

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