31 marzo 2013

A solas conmigo

¡Hola a todo el mundo! Mientras mucha gente está disfrutando de sus vacaciones, yo he tenido que trabajar.  De momento no tengo oportunidad de coger unos días de fiesta, así que una vez mentalizada, la cosa no es tan grave.  Eso teniendo en cuenta que padre e hijo sí que han ido fuera a pasar unos días de relax.  En estos momentos nos resulta complicado coincidir en las vacaciones, y mucho me temo que en adelante vaya a ser así.


Cuando se fueron sentí una mezcla de envidia, pena y libertad. ¡¡Cinco días con toda la casa para mí!! He preparado las comidas a mi gusto, como esta sopa con picante, mmmm... se me caían lagrimones de lo rica que estaba.


Empecé mi labor de punto de cruz.  ¡Dios mío, no recordaba que los agujeritos fuesen tan pequeños! Bueno, seguramente son iguales, lo que ha cambiado sea mi vista (no somos nada).  Esto que veis es mi producción en dos horas de trabajo.  Espero ir cogiendo mejor ritmo.  Hacía un montón de años que no hacía este tipo de labor, pero estoy muy contenta, creo que va a quedar justo como imaginé.

 

También he pasado un tiempo re-leyendo un libro que perteneció a mi madre.  Es del año 1954 y se titula "Tu belleza".  Desde que cumplí doce o trece años, este libro formó parte de mis lecturas habituales.  Lo que más me fascinaban eran los dibujos que lo ilustraban.  Tan sencillos en apariencia, pero tan ricos en detalles, tan descriptivos en definitiva.  Topé con el capítulo en el que se hablaba del cuidado del cuerpo.  ¿Ducha o baño?: se planteaba la autora como una pregunta transcendental.  Ella dice que "Una mujer que sepa bañarse disfruta de la vida más que ninguna otra."  Ojú, eso tengo que probarlo de inmediato.


Así que el sábado por la tarde, me preparé un baño.  Encendí unas velas y puse música tranquila. ¿Conclusión? Que la señora que escribió aquel libro tenía más razón que un santo.  Me sentí en la gloria, como si fuese la mujer más especial del mundo.  ¡Por favor, tenéis que probarlo!  Yo imaginaba que era una dama de finales del XIX, y que me esperaban a las ocho y media para un baile en los salones de la Marquesa de Puturrú.


Hoy domingo, el día ha amanecido con un precioso cielo azul, un sol radiante y una temperatura de 20º, así que no es extraño que después de desayunar haya sentido la necesidad del contacto con la naturaleza.  Me he puesto ropa cómoda y me he acercado a mi parque favorito, que está cerca de donde vivo.  ¿Queréis acompañarme en mi paseo?



Arboles floreciendo y flores ordenadas como si estuviésemos en el mismo Versalles.


Un riachuelo artificial que forma parte del parque.  Los rayos de sol se reflejaban en el agua haciendo brillar cientos de lucecitas.  ¿Podéis verlas? Venga, adelante, cuidado no os tropecéis.


Seguimos el riachuelo y encontramos narcisos, arces japoneses, arbustos de hermosas flores color salmón, y algo que debéis imaginar: el maravilloso canto de los pájaros y el transcurrir del agua.  Me he sentado un momento en un banco cercano, y he sentido una gran conexión con la Tierra.


Imposible no maravillarse ante el espectáculo de color, olor y sonido que aquí te envuelve.  ¿Habéis caminado alguna vez al lado de una hilera de jacintos?  No sé si el sol hace que desprendan más olor, pero ha sido una sensación impresionante.


Al llegar a casa,  me sentía un poco mareada, pero aún así, he limpiado la mesa y las sillas del jardín, y me he sentado un momento con una taza de café a mirar mi propio jardín.  Después del espectáculo que acabo de ver, esto es un horror.  El césped está verde pero lleno de musgo, aunque por lo menos las hiedras que planté el año pasado parece que siguen vivas y tienen mejor aspecto.  A ver si el sol se queda de una vez con nosotros y podemos empezar a meter mano aquí, que buena falta hace. 
Gracias por estar ahí, por vuestros comentarios que tan feliz me hacen, por los nuevos seguidores, por tantas cosas nuevas que aprendo al visitaros.
Acaba el mes, así que podéis ver el nuevo collage del mes de marzo pinchando en los collages mensuales. Espero que os guste.
Un fuerte abrazo amig@s

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P.D. Me gusta encontrarme conmigo misma.  Sentir mi mente que habla conmigo, pero os echo de menos. El ser humano nació para estar en compañía.  Lo sé. Os mando esta nube blanca del amigo Ludovico.


24 marzo 2013

Domingo de Ramos y cumpleaños


En nuestro pueblo hay una antigua iglesia, que en días como el de hoy, Domingo de Ramos, se llena de gente.  Las construcciones antiguas ejercen una poderosa atracción sobre mí.  Me quedo absorta mirando los muros, las piedras, y me siento inculta, muy inculta, por no saber la historia que se esconde tras esas columnas, cuáles son las piedras verdaderas y cuáles las restauradas.  Imagino a mis antepasados atravesando estas mismas puertas.  Unas hermosas jardineras con narcisos y pequeñas florecitas nos reciben. Familias enteras, señoras mayores de tacones cuadrados, niños alegres y bien peinados que agitan sus ramitos con caramelos colgantes, ancianos de mirada velada que saludan a todo el mundo, jóvenes madres empujando carritos, una amalgama de gentes unidas por algo en común. 



En un rincón encontramos las ramas de olivo para que todo el mundo pueda tener la suya lista para ser bendecida. 



Empieza la tarea de seleccionar una apropiada, ni muy larga, ni muy desnuda, ni muy desbaratada.  Al fin la conseguimos. La rama perfecta.


Formamos parte activa de esta celebración, un tanto por ciento de fe, otro tanto por ciento de tradición, de seguir aquello que nuestros padres nos inculcaron.  Sentimos que pertenecemos al grupo. Y aquí nos encontramos, levantando nuestros ramos al unísono.


Hoy he celebrado mi cumpleaños.  Ha sido un día de celebración y de reflexión, aunque debo decir que el día de mi cumpleaños nunca fue mi día favorito.  Quizás porque me gusta pasar desapercibida, y ser el centro de atención no me gusta.  Una vez recogida la vajilla, estoy lista para tumbarme en el sofá, un año más vieja.



Esta hermosa planta ha sido uno de los regalos que he recibido.  No recuerdo su nombre (*), pero es curiosa: al llegar la noche se cierra, y conforme amanece sus hojas se van abriendo. Creo que estará contenta en este rincón, al lado de la ventana.  Quiero comprar un tiesto más grande para transplantarla.  También tengo muchas ganas de empezar la labor de punto de cruz que os enseñé en el último post, que ha sido otro de mis regalos.
Espero que hayáis pasado un estupendo fin de semana.
Hasta pronto.

 (*)  Calathea

22 marzo 2013

Un proyecto


A principios de semana hemos celebrado el día del Padre.  Por acuerdo entre los cónyuges, es decir, nosotros mismos, decidimos no hacernos regalos en días "tan señalados" (aunque llegando el día de la Madre, siempre me salgo con la mía de alguna chuchería, una planta, un libro, una cosilla en eBay...) El caso es que como en casa nos gusta el dulce más que otra cosa, el martes me planté con una bandejita de ocho buñuelos de crema como postre después de cenar.  Al final siempre acabamos cayendo en la tentación de comprar algo, pero tengo que decir que estaban de miedo, aunque a 25 € el kilo ya podía ya...



El resto de la semana he estado bastante atareada, entre el trabajo y la casa, me ha quedado poco tiempo para dedicarme a mis hobbies y entretenimientos varios.  Si tengo un ratito libre suelo invertirlo en sentarme delante del ordenador, pero estos días he estado algo más descolgada del mundo virtual.  Sentía como una saciedad dentro de un vacío, no sé si podréis entenderme.  Así que a ratos, he preferido sentarme con un café tranquilamente en el sofá y ojear uno de mis libros favoritos, que habla sobre la época de la Ilustración.


Por último, paso a hablaros de lo que da el título al post de hoy.  Es este fantástico kit de punto de cruz que pedí por internet y me llegó a los dos días a casa.  Estuve dudando y dando mil vueltas sobre el que quería comprar,  porque una labor de este tipo es larga en el tiempo y quería estar segura.  Al final seleccioné tres finalistas, consulté en casa y el que menos "votos" obtuvo fue este, pero como era el que más me gustaba a mí, pues hala, porque yo lo valgo.  Esta foto está sacada de internet y no se ve muy bien, pero la gama de colores es preciosa y casa a la perfección con el estilo que a mí me gusta.  Espero empezar con él la semana que viene, ya os iré enseñando el proceso. ¡Estoy deseando empezar yaaaaaaaa......!
Un abrazo amigas, y que paséis un feliz fin de semana.
Hasta pronto.

17 marzo 2013

Funda de cojín con trapos

Reconozco que el título ha quedado horrible, pero es la pura realidad.  No vamos a llevarnos a engaño.  Ya sabéis por uno de mis post recientes, que estos trapos de cocina me llamaron a gritos en cuanto los vi.  Pero ese diseño me cuadraba más en el sofá color guinda del salón junto a los otros cojines.
 
 
Las medidas eran perfectas, solo tuve que comprar una pequeña almohada de 70 x 40 cms. 


Antes de empezar los lavé y planché, y en efecto hice bien porque encogieron un poco.  Descosí los dobladillos y pasé un zig-zag por los bordes.  Después nada más fácil que juntar con alfileres todos los lados por el revés, hilvanar y coser, excepto uno de los extremos. 
 

Solo me falta el sistema de cierre.  Estoy dudando si poner cremallera, botones o un par de cintas.  Lo que no he dudado es en colocarlo con sus "hermanos", y creo que han hecho buenas migas.  Mi señor marido ha quedado encantado, así podrá quedarse frito más plácidamente delante de la televisión.


Así que ya sabéis, nunca subestiméis el poder de unos trapos de cocina.  Espero que os haya gustado el resultado.
Hasta pronto.

14 marzo 2013

Puro invierno


¡Hola a todo el mundo!  Ayer cuando subí la persiana de la cocina antes de ponerme a desayunar, un reflejo blanco me deslumbró.  Una gruesa capa de nieve lo cubría todo.  Entonces me acordé de mi jacinto rosa, que un par de días antes había sacado al jardín para que le diese un poco el aire.  Espero que este baño de nieve no le haya sentado mal.

La hortensia que ya había empezado a echar brotes, también estaba medio congelada.  Me fastidia lo poco previsora que soy.  Mira que habían anunciado nieve desde la semana pasada... y lo poco que cuesta tapar las macetas con plásticos o ponerlas debajo del tejadillo.  Pues nada, no escarmiento.



Ahora bien, para prepararme una merienda a media tarde me las pinto sola.  Yo no sé los demás, pero a mí me cuesta un mundo resistirme a un trocico de pan tierno y crujiente, mmmm.... y si lo acompañamos de una cervecita, pues no te digo ná. 



Por la tarde, el peque llegó mojado hasta arriba, con restos de nieve en las botas.  Traía un par de cromos empapados que se había encontrado en la calle.  Él mismo los tendió con dos pinzas.


El resto de la tarde transcurrió entre tareas escolares, costura (el cojín con trapos de cocina que os enseñaré en breve), un poco de televisión y por último la preparación de la cena.  Desde hace un tiempo es el peque el que prepara las hamburguesas.  Yo le dejo las cosas preparadas, por ejemplo, el tomate partido en rodajas, la lechuga limpia, la cebolla frita y las patatas, pero el resto es totalmente obra suya.  La verdad que el chaval tiene estilo con la espátula.  ¿Serán los genes vascos de su padre?
Espero que vuestra climatología esté siendo mejor que la nuestra.  Aunque se agradece estar calentito en casa, lo malo es cuando levantamos la persiana de la cocina por la mañana y vemos con qué nos encontramos.  No me gusta nada conducir en estas condiciones, y si se forma hielo todavía menos.
Un abrazo a tod@s.
Hasta pronto.

09 marzo 2013

En casa de la abuelita


La casa de la abuelita está rodeada de prados verdes y cielos azules.  Da gusto ir a pasear cuando no llueve.


Un río pasa a pocos metros de allí.  Nos gusta acercarnos antes de ir a comer, escucharlo pasar, coger unas piedras e intentar hacer unos botes en el agua, cosa que por cierto, no aprenderé en la vida.


El peque disfruta un montón buscando palos y moviendo piedras. Aquí tiene la ocasión de hacer estas cosas. El contacto con la naturaleza es de tú a tú.


En casa de la abuelita el sol entra a raudales inundando el jardín.  Se cuela por la verja tocando con sus rayos todo lo que encuentra a su paso.  Me gusta sentarme en los escalones y dejar que me caliente los pies.


En casa de la abuelita hay una hermosa lámpara.  En los días muy luminosos los cristales parecen tomar vida, como si iluminasen por sí mismos.  La miro, y la disfruto.


La abuelita tiene muchos libros antiguos que van viendo pasar el tiempo.  Acumulan información y sabiduría, aunque ahora su valor sea más decorativo que otra cosa.  Es bonito verlos ahí, tan majestuosos.


En casa de la abuelita hay una chimenea que hace años dejó de usarse.  Aún conserva las huellas de muchas noches de funcionamiento dando calor a la familia.  El fuelle, el atizador y la pala de hierro, sirven ahora de adorno a este rústico rincón.


En casa de la abuelita hay cosas hermosas por todas partes, incluso en el ambiente: huele a comida de domingo, a ropa recién tendida, a sábanas planchadas, a limpio, a hogar.


En casa de la abuelita todo sabe mejor, y por supuesto así tiene que ser.
Hasta pronto.

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Doy una gran bienvenida a las nuevas seguidoras.  Es un placer ver caras nuevas e ir conociéndonos. Muchas gracias por estar ahí. Un abrazo.

05 marzo 2013

Un juguete de la infancia


El sábado cuando nos dirigíamos al Mercado de las pulgas, pasamos por una juguetería de las más antiguas de Pamplona.  Recuerdo haber entrado en ella más de una vez con mi madre cuando era niña.  El mostrador era alto y de madera maciza, y los juguetes lo invadían todo.



La tienda ha ido cambiando con el paso de los años.  Introdujeron artículos de ferretería y menaje, aunque sigue quedando una amplia parte dedicada a los juguetes.  Los escaparates siguen manteniendo la forma original.  Seguro que mi nariz de niña estuvo pegada a ese cristal en más de una ocasión.  Recuerdo otras dos jugueterías más, una ha desaparecido y la otra actualmente es un negocio que no tiene nada que ver. 


Así que cuando llegamos al mercadillo un recuerdo a los años pasados flotaba en mi cabeza.  Como os conté en el post anterior, uno de los puestos tenía una caja de cartón con juguetes de plástico de los años 70.  Un blister sucio con algo rojo brillante asomaba por un lado.  Me pareció un teléfono, pero no un teléfono cualquiera, sino mi teléfono favorito de cuando era niña.  ¡No os podéis imaginar cuántas veces me he acordado de aquel teléfono rojo y blanco, como aquellos de los años 20!  Y ahora lo tenía aquí, delante de mis narices.  Mi hijo alucinaba...:"¡Te lo vas a compraaaaarrr!". Sí cielo, me lo voy a comprar.  El vendedor dice que solo cuesta 5 €, pero para mí vale muchísimo más, tanto como viajar atrás en el tiempo casi cuarenta años.  Ni siquiera me he atrevido a abrirlo, es como si pensase que al hacerlo ese hermoso recuerdo va a esfumarse de golpe.  Le echo un vistazo todos los días, y me gusta verlo ahí, a la espera.
Hasta pronto.

03 marzo 2013

Fin de semana perfecto


El sábado mientras estaba desayunando, recordé que el primer sábado de cada mes se celebra en el centro de Pamplona el Mercado de las Buenas Pulgas, donde puedes encontrar antigüedades y artículos curiosos.  El día amaneció espectacular, sol radiante, cielo azul, buena temperatura, así que convencí a los chicos y allá que fuimos.  Reservé mesa para comer en un restaurante cercano, para no tener luego problemas.


Aunque sabía de la existencia de este mercadillo, fue la primera vez que nos acercábamos.  Había cientos de objetos antiguos, algunos muy curiosos. También juguetes de los años 70 (allí pasé un buen rato, con compra incluida, que os enseñaré en otro post).


En este puesto me llamaron mucho la atención los despertadores, sobre todo el plateado me gustó mucho.  Los portavelas de atrás también me encantaron; tengo ganas de tener una pareja de ellos en color dorado.


Debo confesar que me quedé "loquita perdía" con el cuadro ovalado que veís en la foto justo aquí encima.  Su precio era de 50 €, y de haberlo deseado mucho hubiese intentado regatear un poco y llevármelo, pero eran las 12 del mediodía, nos faltaba todavía mucho sábado por delante, y la idea de cargar con el cuadro todo el día no me resultaba muy práctica.  De todos modos a mi marido no le gustó demasiado, y de gastar ese dinero, prefiero que sea algo que nos guste a los dos.


Había mucha animación, tanto que en algunos puestos tenías que abrirte hueco discretamente si querías ver algo.  Aquí vendían platos, fuentes, salseras, cosas de cerámica en resumen. ¿Creéis que caí en la tentación? Pues sí.


Esta salsera me llamaba a gritos diciendo "¡¡¡aquí, aquí!!!", y cómo no voy a escucharla si solo costaba 1 € y además, cuando la he levantado para verle la parte de abajo veo "Limoges, France"argggg... mía mía!!!!  He preguntado al vendedor si el precio era ese y me ha confirmado que sí,  que tan solo tenía un borde un poco desconchado,  "¡Da igual, mía mía mía! "...Nada más llegar a casa la puse a remojo con agua y jabón, porque estaba muy muy sucia, y este era su aspecto después del baño. ¿No es preciosa?


Después de disfrutar de un buen rato fisgando entre los puestos, recordando objetos que nos trasladaban a otros tiempos y saboreando el buen ambiente que allí reinaba, nos tomamos una caña y un pintxo en la calle Estafeta. De ahí a comer, y después del café..., un chupito. ¿Dónde mejor que en una terraza de la Plaza del Castillo, con unas vistas como estas y el sol dándote en la cara?
 

De vuelta a casa, el peque se fue a buscar a sus amigos, mientras nosotros íbamos a tomar algo.  Volvimos dando un paseo, y me fijé en estos narcisos, tan espectaculares. Creo que el que tengo en casa lo voy a plantar fuera, en el jardín, porque dentro se está quedando un poco feo.


Hoy domingo nos hemos levantado con el mismo día precioso, así que nada mejor que ir a pasear perros.  Nos hemos preparado y a media mañana nos hemos acercado a la Protectora.  Hoy nos tocó a Milo, un precioso cachorro de unos cuatro meses, con una energía desbordante.  Nos hemos reído mucho con él.  Para rematar el día, justo al salir me encuentro con mi mejor amiga de la infancia a la que hace 20 años que no veía, así que os podéis imaginar el "flash".  Hemos estado hablando un buen rato, hasta que nuestros peques ya estaban aburridos perdidos.  Nos hemos intercambiado los teléfonos para quedar algún día y seguir recordando viejos tiempos...
Espero que vuestro fin de semana haya sido tan bonito como el mío.
Hasta pronto.

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Aprovecho para dar la bienvenida a los nuevos seguidores,  gracias por venir a ver y quedaros.  También quiero agradecer al blog Nos rêves, que me haya concedido el premio Liesbster junto a otros cuatro blogs.  Es un placer recibirlo y un gustazo que te hayas acordado de mí.  Un beso a todo el mundo.

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