Es curioso cómo el ser humano comienza a establecer rutinas incluso en situaciones tan tremendas como la que estamos viviendo. Creo que es como un salvavidas al que agarrarnos, por nuestra salud mental y sobre todo por nuestra salud física. Yo sigo acudiendo al trabajo, aunque desde el 16 de marzo lo hago en mi propio coche. El número de pasajeros de los autobuses urbanos ha caído en picado, tanto que han modificado algunas líneas y quitado bastante servicios. La mayoría de negocios siguen cerrados, no quiero ni pensar cuántas tiendas ya no abrirán más sus puertas. De camino al trabajo, paso por un instituto de grandes ventanas y columnas de piedra, y mi corazón se encoge al verlo tan vacío y sin vida. Las calles están casi desiertas y los pocos que nos cruzamos a esas horas nos miramos de reojo con cierto sentimiento de resignación.
Pero bueno, mantengamos la esperanza, actuemos con responsabilidad, recordemos a los que se han ido y pensemos en la grandeza del ser humano. De dónde venimos y todo lo que hemos conseguido. Cuando nos dejen, será buen momento para volver a conectar con la madre naturaleza, de ella venimos y a ella volveremos.
Pero bueno, mantengamos la esperanza, actuemos con responsabilidad, recordemos a los que se han ido y pensemos en la grandeza del ser humano. De dónde venimos y todo lo que hemos conseguido. Cuando nos dejen, será buen momento para volver a conectar con la madre naturaleza, de ella venimos y a ella volveremos.
Un abrazo ♥♥♥♥