Oviedo

El siguiente destino fue Oviedo, y aunque solo estuvimos hasta media tarde, lo que vimos nos encantó. Por la mañana nos acercamos a la oficina de turismo, en donde nos aconsejaron el Museo de Bellas Artes, que son todas las fotos del principio. Queríamos dejar la catedral para la tarde. Como no teníamos nada reservado para comer, tuvimos que patear un buen rato, hasta que encontramos un restaurante llamado El Gato Negro, donde por suerte había aún algunas mesas libres. Ya  por la tarde, visitamos la catedral, incluyendo el claustro, que me resultó maravilloso, no sé qué es lo que tienen pero hacen que me traslade a otro tiempo, donde todo transcurría con más calma y espiritualidad. Esta última foto me transmite todo eso. Nos dio pena no pasar más tiempo en Oviedo, pero lo que vimos nos dio la sensación de una ciudad señorial, elegante y llena de personalidad.

Nos vemos en la siguiente y última parada.

León

Pues como veis, el siguiente destino fue León. Estuvimos dos días y entre otras cosas hicimos dos tours, uno recorriendo la ciudad durante dos horas, algo que nos encantó, el guía nos explicó todo de forma muy amena y el tiempo se nos pasó volando. El segundo tour fue al día siguiente, y consistió en visitar la Catedral, con el mismo guía además. ¡Qué se puede decir de esta maravilla! Y qué interesante todo lo que nos contó sobre su construcción, sus vidrieras, las imágenes...

No podía faltar la visita a la Casa Botines, diseñada por Antonio Gaudí, que está impregnada de su esencia allá donde miras. 

Pasear por el centro antiguo de León también nos gustó un montón, según he leído el trazado de sus calles es medieval (creo que debería llevar una pequeña libreta de notas para ir apuntando todas las cosas interesantes que nos cuentan en este tipo de visitas). 

No quisimos dejar León sin acercarnos una tarde a Astorga, a unos 50 kilómetros, para visitar el Palacio de Gaudí (o Palacio Episcopal no sé cómo es más correcto llamarlo). Casualmente, obra también de Antonio Gaudí, aunque dejó el proyecto sin terminar por discrepancias con la Junta Diocesana. Estaban de obras en una zona, por lo que no había visitas guiadas. Una vez hecho el recorrido, dimos un paseo por Astorga con la idea de comprar algún dulce típico de allí. Había oído hablar de los hojaldres, así que una caja se vino con nosotros.

Pues nada, siguiente destino en el próximo post.

Feliz fin de semana.

Burgos

Hace unos días, sr. marido y yo decidimos coger una semana de vacaciones. Nos hacía ilusión parar la rutina diaria y planear una pequeña ruta para poder visitar ciudades que no conocíamos. Así que abrimos un mapa, y diseñamos un viaje de seis días, incluyendo hoteles, visitas guiadas, y cómo no, algún restaurante recomendado. 

Nuestro primer destino fue Burgos a unas dos horas de aquí (estuvimos en 2013 con el peque). El frío era intenso, pero el cielo estaba despejado y todos los edificios se veían espectaculares. Nos hospedamos en frente de la catedral, con unas vistas a la misma increíbles (la primera foto la tomé desde la habitación). Entrar allí fue como viajar en el tiempo, la cama tenía un dosel de cortinas de gasa, que te hacía parecer una princesa medieval, jajajajaj.... También se celebraba Carnaval, y fueron varias las comparsas de baile que vimos desfilar. Después de un paseo y varias visitas, comimos en Maridaje's y tomamos un gin-tonic en la famosa Plaza del Rey San Fernando, sin poder despegar los ojos de la espectacular catedral. Se estaba muy a gusto al sol, y se veía gente disfrazada. Por la tarde subimos andando al Mirador del Castillo (lo que nos hizo darnos cuenta de que no estamos muy en forma). Antes de volver al hotel, picamos algo en la Cervecería Morito, aunque hay que ir temprano, sino te quedas sin mesa y tienes que esperar. Yo pedí una tosta de jamón que estaba deliciosa. 

Así pasamos nuestro día en Burgos, al día siguiente pusimos rumbo al próximo destino.

Probando nuevos sabores

Revisando las últimas fotos, encuentro las que hice a primeros de mes, cuando sr. marido y yo fuimos a comer a un restaurante libanés en Pamplona, el cual nos habían recomendado. Pedimos el menú degustación, que se componía de los platos que veis en la foto de arriba, más unos pinchos de carne que venían a continuación. También pedimos un postre para repartir, aunque ni este ni la bebida entraban en el menú. Me encantó la presentación, muy cuidada y hecha con mimo; todo estaba muy rico, la pena que no tuviese un comedor como tal, alejado de la barra del bar y de la cocina, y que no pusiesen manteles ni servilletas de tela, todo era de papel, algo que para el precio final, no me concuerda mucho. 

Después, y a pesar del frío que hacía, nos animamos a tomar un par de gin-tonics en la Plaza del Castillo, al calor de una de esas estufas de gas, aunque pronto pusimos rumbo a casa.

El caso es que me entró el gusanillo de probar a cocinar cuscús el fin de semana siguiente (bueno para el chico y para mí, sr. marido le pegó al centollo que es lo suyo, jajajajaj...). Para ser mi primer cuscús, creo que no quedó mal del todo, aunque la próxima vez tengo que cocer menos las verduras y poner un poco más de carne. ¿Qué os parece? ¿Os gusta cocinar platos típicos de otros países?

Hasta la próxima.