El siguiente destino fue Oviedo, y aunque solo estuvimos hasta media tarde, lo que vimos nos encantó. Por la mañana nos acercamos a la oficina de turismo, en donde nos aconsejaron el Museo de Bellas Artes, que son todas las fotos del principio. Queríamos dejar la catedral para la tarde. Como no teníamos nada reservado para comer, tuvimos que patear un buen rato, hasta que encontramos un restaurante llamado El Gato Negro, donde por suerte había aún algunas mesas libres. Ya por la tarde, visitamos la catedral, incluyendo el claustro, que me resultó maravilloso, no sé qué es lo que tienen pero hacen que me traslade a otro tiempo, donde todo transcurría con más calma y espiritualidad. Esta última foto me transmite todo eso. Nos dio pena no pasar más tiempo en Oviedo, pero lo que vimos nos dio la sensación de una ciudad señorial, elegante y llena de personalidad.
Nos vemos en la siguiente y última parada.
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