¡¡¡Hooola a todo el mundo!!!! ¡Cuántas ganas tenía de volver a asomarme por aquí después de más de dos semanas "fuera de combate". Se me amontonan las ideas y las fotos, por no hablar de la ropa
sucia, el frigorífico vacío, y demás asuntos domésticos, pero lo primero
es lo primero.
Como decía en el anterior post, al final pude ir unos días de vacaciones. Nuestro primer día coincidió con la noche de San Juan al igual que el año pasado. Ya por la tarde se empiezan a formar grupos de gente en la playa, que preparan sus hogueras como es tradicional. Muchos llevan barbacoas y neveras, y preparan la cena a la orilla del mar.
En
Aguadulce hay un largo paseo que bordea la playa. Puedes encontrar diferentes chiringuitos en los que poder tomar algo mientras el sonido del mar se convierte en la mejor música de fondo posible.
Nuestro día comenzaba con un desayuno completo. Algo de fruta, un pequeño bocadillo y para finalizar un café con leche con algo de dulce (todavía no he tenido el valor de pesarme...) Luego cargábamos nuestros trastos y nos dirigíamos a la playa a eso de las nueve y media.
Después de embadurnarnos de crema solar, el peque y su padre iban a pasear por la orilla un rato, con la excusa de buscar "tesoros". Yo me quedaba guardando el campamento hasta que volvían y me enseñaban sus hallazgos. Saben que me encantan los cristales de mar y siempre había alguno entre ellos.
Luego era nuestro turno. En una parte de la playa hay una zona rocosa, y este era mi lugar preferido. Me encantaba dejar los pies quietos entre las rocas y la arena y dejar que las olas fuesen y viniesen mientras mis pies se iban hundiendo cada vez un poco más. ¿Podéis imaginar un exfoliante mejor?
Este año no había medusas, supongo que por estar el agua bastante fría y por la barrera de redes que había a lo largo de la playa. Si leístes el post del año pasado, sabréis que la colchoneta pasó a mejor vida, así que este año nos hicimos con una nueva. Yo la bauticé con el nombre de la "colchoneta magadalena". ¿No os recuerdan a los moldes de hornearlas? Nos reímos mucho los dos intentando sentarnos a la vez con la dificultad añadida de tener que distribuir el peso...
El peque todavía disfruta manoseando la arena, pero aunque principalmente se trata de una playa de piedritas, hay zonas donde la arena es fina y permite hacer alguna construcción. Un día hicimos un castillo con su túnel subterráneo y todo, pero me dejé la cámara en el hotel y no lo pude fotografiar, ainsss.......
Cerca de la orilla había bastantes peces pero aunque íbamos bien armados, era casi imposible coger alguno. Nos hacía ilusión meter uno en el cubo y luego soltarlo, pero creo que eran más listos que nosotros dos.
Disfruto mucho viéndole jugar en el agua, aunque a veces reclame mi atención más de la cuenta, pero el ser hijo único es lo que tiene.
A eso de la una del mediodía volvíamos al hotel. Una ducha fresca y a comer. He hecho un montón de sudokus, sobre todo antes de ir a dormir, cuando sientes ese cansancio agradable de no haber hecho otra cosa en el día que bañarte en el mar, tomar el sol, beber cerveza y pasear.
Aunque tengo que decir que empecé mi estancia aquí con una pequeña contractura en el cuello, lo justo como para sentir que mi cabeza y mi tronco eran una misma pieza. El peque recogió unas piedras en la playa con la idea de darme masajes de "piedras volcánicas" (¿de dónde habrá sacado esa idea?). Las colocaba en la barandilla de la terraza y cuando estaban casi quemando me las ponía en la zona afectada, mientras presionaba con toda su alma. Lo que sigue a esto me lo guardo para mí, ozú......
Después de comer pasábamos un rato tranquilos en la habitación viendo la
tele o echando una pequeña cabezada. Algún día bajábamos a la piscina
del hotel, pero este año ha hecho mucho viento. Según oí decir era
viento de Levante, y esto hacía que las temperaturas fuesen muy
agradables, pero resultaba molesto el estar sujetando todo el rato las cosas.
Las tardes las dedicábamos a pasear. Hay un largo paseo donde
además encuentras puestos de pulseras, bolsos, chiringuitos, helados y todo lo que
necesites. La foto de arriba está tomada al final del paseo. Estas casas están enfrente del puerto deportivo. El contraste del paisaje me resulta fascinante.
Al final del paseo, llegamos a la zona del puerto deportivo. Montones
de barcos amarrados meciéndose y sonando con el vaivén del agua.
Este año olvidé traer una memoria adicional para la cámara de fotos, así que cada día tenía que pasar un rato borrando aquellas que a primera vista me parecían peores. Pero qué difícil hacer una selección con estas vistas tan preciosas
En el puerto hay
numerosos locales para tomar copas, y aunque aquí hay más ambiente por
la noche, el caer de la tarde ofrece un maravilloso juego de colores. Me encanta ver reflejados los barcos en el agua. Me sugieren una suavidad y un relax increibles.
Por esta zona se pueden ver un montón de enormes peces, quizás corcones. Los niños les echaban grandes trozos de pan y ellos se peleaban por quién cogía el trozo más grande.
Mi marido y yo fantaseábamos imaginando lo bonito que sería tener un barquito así, con su camarote, su cocina, su frigorífico, incluso equipado para pescar. Poder pasar varios días en el mar, tomando el sol en la cubierta, dándote un chapuzón, preparando unas cervecitas frías...
Es bonito soñar ¿verdad?. Nosotros vivimos a una hora del mar, y sería como ir al apartamento de la playa.
Ya me veía amarrando nuestro pequeño barquito y yendo todas las semanas sobre todo en verano.
De
vuelta, fuimos andando hasta un espigón cerca del faro. Viendo las
fotos, casi puedo sentir la brisa que corría y el olor del mar.
Una noche tuve antojo de cenar viendo el mar, y aunque este no era el restaurante más elegante del mundo, disfruté muchísimo. Las crepes estaban de muerte. Con la brisa en la cara y una copa de lambrusco frío, ¿se puede pedir más?
Este ha sido un pequeño esbozo de los días pasados. Me gustará volver a él para seguir recordando, pero ahora me esperan asuntos más terrenales y menos agradables, y todo ello con el horrible calor que estamos teniendo desde que llegamos. Tengo que sacar tiempo además para visitaros y ver cómo os van las cosas.
Hasta pronto.
x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x
PD. Ha sido una enorme sorpresa llena de emoción, el post que me dedica Conxita en su blog Té de Ternura. Me siento honrada, y lo digo totalmente de corazón. Tus fotos son siempre una inyección de color y energía. ¡Pedazo mojito amiga! ¿No puedes mandármelo por mensajero, jajajaja...? No dejéis de visitarla chicas. (aquí)