Ayer el invierno nos regaló un día espléndido, de esos que da pena desperdiciar quedándose en casa, así que después de comer me calcé las deportivas y con mi pequeña compacta salí a dar un paseo. Sentir el calor del sol en la cara, ver los campos sembrados de un verde abrumador y escuchar el agua fresca a mi paso, me resultó realmente reconfortante. Hice bien en salir. Recordé las pequeñas excursiones y paseos de meses atrás, y me parece que han pasado años desde la última vez que me asomé aquí. Desde entonces ha habido muchas horas de estudio (estoy contenta con mi resultado), celebraciones de cumpleaños, compra de regalos navideños, una reunión con la tutora del peque, y algún hecho triste, como la pérdida de una amiga de la infancia y un tío que también falleció. Ahora las luces del árbol alegran el salón, los regalos de Olentzero ya fueron abiertos, comemos más dulces de lo habitual, hago planes para el 2016 e intento aprender a editar vídeos (¡estoy emocionada con eso!) Espero volver a este rincón con la misma asiduidad de antes. Prometo pasar a visitaros en breve.
Que 2016 traiga sosiego y calma en el mundo, que no nos falte el trabajo, el amor y la creatividad. ¿Es mucho pedir? Vamos a desearlo con todas las fuerzas de nuestro corazón.
Un fuerte abrazo.
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P.D. He montado el collage de diciembre con las pocas fotos que he sacado durante este mes. Noviembre se quedó sin su collage correspondiente, ¡qué le vamos a hacer!