1. f. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse: es decir, sábado a las 17:50 h., preparo mi momento de relax, a saber, taza de café con leche, velita con olor a lavanda y el último libro de Pérez Reverte. Te tumbas plácidamente en la cama, pensando que nada ni nadie será capaz de interferir ese momento idílico... pero lo interfieren. El peque: que si puedo quedar con fulanito, que si dónde está el gorro que hace un frío que pela, que si a qué hora vengo, que si podemos venir a casa a jugar... Mi marido, que si puedes venir, a ver quién ha tocado el ordenador que salen cosas raras... Venga, respiremos hondo y contemos hasta diez para intentar (digo intentar) no alterarnos y volver a la posición de la foto.
2. f. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas: es decir, sacar la caja del Exin Castillos y volcarla en el suelo sin ningún tipo de miramiento (con el consiguiente ruido atronador) y esperar un par de semanas a que todas estas piezas se conviertan en el gran castillo de Jaime I El Conquistador.
3. f. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho: es decir, ser capaz de aguantar las ganas de hincarle el diente al postre de la noche.
3. f. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho: es decir, ser capaz de aguantar las ganas de hincarle el diente al postre de la noche.
4. f. Lentitud para hacer algo: ¿te parece poco?
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Todo esto me ha hecho reflexionar acerca de la paciencia. He llegado a la conclusión de que no es un acto pasivo ni de personas pusilánimes, sino una gran virtud que nos hace soportar con ánimo sereno los males y avatares de la vida, o las pequeñas diferencias del día a día. Que es útil en nuestro entorno laboral, familiar y de pareja, que va unida a la palabra serenidad, que es un rasgo de madurez y fortaleza de espíritu, que hay que trabajarla y que en primer lugar empieza por nosotros mismos, para luego aplicarla a los demás.
Me despido con un proverbio persa precioso que dice: " La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces".
Pues hala, todos a respirar y a contar hasta diez (o hasta cien)Me despido con un proverbio persa precioso que dice: " La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces".
Hasta pronto.