Tengo pendiente un post sobre mi estancia en París en el año 1991, pero necesito escanear algunas fotos y últimamente no tengo mucho tiempo libre. Al hilo de aquella experiencia de seis meses en nuestro país vecino, os muestro hoy unas revistas que compré por aquel entonces y que sigo conservando con el mismo cariño con el que las adquirí.
Es curioso que aquí nunca me dio por adquirir este tipo de revistas, pero allí un día compré una y de pronto todo un mundo sofisticado y exquisito se abrió ante mí, aunque su precio de 15 francos era bastante elevado para una "au-pair" de 21 años que sobrevivía a base de la propina/sueldo que le daban.
La sección gourmet me hacía abrir los ojos como platos. Fotos como ésta eran auténtica poesía para los sentidos. En aquellos momentos de "carencias" gastronómicas, hubiese dado cualquier cosa por que ese bodegón se convirtiese en realidad, a pesar de su carga de colesterol. A esa edad ¿qué es eso?
Aunque con un pollo asado tan doradito y crujiente como este también me hubiese conformado, con sus champiñones y esos cubiertos tan bonitos, con la vela, las hierbas aromáticas adornándolo todo, y ese queso fundido arriba a la derecha...
Sin ser consciente de ello, estaba siendo testigo del inicio de los años 90. Objetos cotidianos de los 80, se mostraban en este "revival" como algo curioso.
Los años 70 sirvieron a su vez de inspiración para algunas colecciones, si no, mirad esta sección tan "Twiggy" ¿no os parece?
Por aquel entonces hubo un boom de modelos, entre ellas una de mis favoritas era Linda Evangelista (a la izquierda), siempre con la misma frescura y naturalidad.
Luego estaban las secciones de cosmética, para hacerte creer que con cuatro potingues podías llegar a ser la mujer "ideal" que ellos mismos te estaban vendiendo. Después de muchos años una se da cuenta de que esas cosas pueden ayudar a sentirte bien, pero que todo debe salir del interior.
Nunca he sido una apasionada de la moda, pero algunos reportajes conseguían atrapar mi atención. ¿No es maravilloso ese jersey jaspeado con ribetes en rojo?
Esta imagen me cautivó totalmente en su momento (y ahora también). Me inspiraba glamour, elegancia, nostalgia,... La miraba una y otra vez, y hacía cuentas sobre las sombras y lápices de ojos que tendría que comprar para conseguir un maquillaje así. También me "obligó" a ahorrar para una buena camisa blanca y unos ceñidos guantes de piel negros jajajaj... (cosas de los veinte años...)
Estas dos imágenes también eran unas de mis favoritas. Un toque dandi en medio de lo que parecía un jardín otoñal y romántico, con esa luz reflejada en las hojas... Para mí esto era el no va más de la sofisticación, teniendo en cuenta que los vestidos o faldas nunca han sido mis preferidos.
O el estilo marinero que nunca pasa de moda, y que esta primavera nos llega otra vez, con las rayas y demás (¿puedes imaginar hoy en día una modelo fumando en una sesión de fotos? En aquel momento era totalmente "chic").
También me gustaban estas revistas porque había reportajes interesantes, que me obligaban a usar el diccionario constantemente. Gracias a ellos aprendí más vocabulario. Lo mismo hablaban del Hotel Ritz de París con todo el lujo que le rodea...,
... que de la situación de los hijos de madres presas, que nacían y vivían en la cárcel. Creo que por aquel entonces ya disfrutaba "analizando" fotos, como la de esta niña nacida en una cárcel francesa. Parece rodearle un halo de luz que la inmuniza de la situación que le ha tocado vivir. ¿Qué habrá sido de ella?
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Alguna vez he vuelto a comprar alguna revista de este tipo, pero ya no despiertan en mí la misma curiosidad, ni abren mi mente hacia mundos de ensueño como en aquel momento. Quizás he llegado a una edad en la que la máxima sofisticación es poder trabajar de vez en cuando, rezar para que mi marido conserve el suyo, vigilar los pasos que va dando el peque por el mundo, y tomar una cerveza con mis amigas cuando conseguimos quedar. Lo demás, creo que es puro marketing, un mercado de ilusiones que nos obliga a comprar cosas que nos hagan volver a los veinte años pero teniendo cuarenta. Cuando quiera eso, volveré a ojear mis viejas revistas, como hice ayer, como llevo haciendo veintitrés años. Un fuerte abrazo.