El quince de julio siempre me pareció un día extraño. Los cientos de miles de personas que han venido en Sanfermines (fiestas de las que cada año me siento un poco más alejada por cierto), se han esfumado de repente, dejando tras de sí calles vacías, que los servicios de limpieza se afanan en adecentar, y jardines con hierba seca. Es el precio que tenemos que pagar por estas fiestas , nunca mejor dicho, porque todos esos desperfectos se arreglarán gracias a los generosos bolsillos de los contribuyentes navarros. Pero hoy más que nunca, el día quince ha sido especialmente triste. Mi corazón llora por la barbarie cometida en Niza. Es la sinrazón de un terrorismo que te deja petrificado, que lo que busca es retroalimentarse con nuestras vísceras. Mi apoyo a Francia y a los franceses en esta época dura que nos va a tocar vivir a todos.
Una época dificil. Besos.
ResponderEliminarEl terrorismo es una sinrazón en sí mismo.
ResponderEliminarLa imagen de Niza con ese aire de gente feliz, de vacaciones, de ganas de volver... ahora otro lugar para el dolor. Te comprendo muy bien. Un abrazo sopita.
ResponderEliminarUn verano extraño, triste, yo no acabo de olvidarme de todo de conseguir esa dejadez veraniega...
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