Así es, y no solo una vez, sino dos. La primera la encontré en el salón, dentro de una caja en la que guardo algunos objetos que suelo llevar al jardín. Entiendo que debió meterse la última vez que la saqué fuera, pero estamos hablando de agosto.... La cogí con todo el cuidado del mundo y la dejé en una abelia (en la segunda foto la podéis ver). Y la segunda mariquita la encontré dos semanas después en el baño; debía estar dentro de la papelera en la que eché algunas hojas marchitas de los geranios de la terraza. Consulté en internet el significado de esto, y parece ser que son portadoras de buenas noticias, también se asocian con la regeneración y los nuevos comienzos. Pues resulta que estoy esperando con mucha impaciencia una noticia laboral que me puede generar un gran cambio, y estoy entre nerviosa, asustada, impaciente y con cierta ansiedad, ya que puede suponer un nuevo puesto a varias decenas de kilómetros... Así que voy a confiar en lo que me quieran decir estas dos bonitas mariquitas, según la tradición son buenos augurios, ainssss ojalá... ¡¡¡Crucemos los dedos!!!
Ya de paso, os enseño otra manzana que cogí del manzano, y un japonés nuevo al que fuimos hace unos días. Probamos el ramen y estaba estupendo.
Hasta pronto!!!!
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