También es divertido Misterios de Pekín, que realmente tuvo éxito con sus amigos hace un par de veranos, que venían a jugar a casa muchas tardes. Les ponía en la mesa del jardín y allí pasaban el rato bajo la sombrilla, dando voces y riendo, aunque yo tenía que hacer de árbitro muchas veces...
También hemos hecho puzzles. Por experiencia creo que los niños aprenden más por imitación que por estar todo el día detrás de ellos soltando el rollo. Yo empecé uno de un barco y él otro de Mickey Mouse.
Una tarde que no llovió y que incluso salió el sol, salimos al jardín a quitar malas hierbas, hojas secas y suciedad en general. Aunque realmente quien hizo casi todo el trabajo fui yo.
Y otra de las tarde que sí llovió, hice un bizcocho de zanahorias, que aunque siempre me sale un poco mazacote (culpa de la receta por supuesto) a mi hijo le encanta.
El fin de semana anterior a la Semana de Pascua comimos en Pamplona, en un restaurante del centro. Había muchos turistas paseando por el casco viejo, disfrutando de la comida, del paisaje, de la gente. Después de una estupenda comida el cielo respetó bastante nuestro paseo y aproveché para hacer alguna foto.
Así hemos pasado los días, sin viajes ni playas ni gastos superfluos este año, si acaso una buena comida y alguna excursión; el resto, jugar, leer, hacer un pastel, tumbarse en el sofá, ver una peli. Pequeños placeres en todo caso.
Hasta pronto.
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