Una tarde fuimos a Almería capital a dar una vuelta. Primero dimos un manguerazo de agua al coche, porque la escasa lluvia que cayó días atrás le dejó una capa entre marrón y amarilla. Apuntamos una pequeña ruta para hacer, que comenzó por el "Cable Inglés", antiguo cargadero de mineral construido en 1904 por la escuela de Eiffel. Hacía mucho viento y entre sujetar el pelo, el bolso, la cámara de fotos y la de vídeo, aquello se convirtió en misión casi imposible. Luego dimos un paseo por el Puerto comercial, donde un ferry enorme estaba listo para partir hacia Melilla. Entramos en una parte en la que había decenas de coches confiscados por la policía, y vimos una familia de gatos que vivía en uno de ellos. Después seguimos por todo el Paseo Marítimo, en donde modestas construcciones se mezclaban con terrazas de cafeterías y la playa justo en paralelo. Paramos a tomar una cerveza y el chico saboreó un batido de helado de chocolate con nata. Yo disfruté el olor a mar, el viento en mi cara aliviando el calor, el azul increíble rodeándome por todas partes, el sonido de las olas furiosas chocando contra los malecones y el sabor agridulce al dirigir nuestros pasos hacia el coche e ir alejándonos lentamente de este precioso lugar.
Próxima parada, Elche.
Próxima parada, Elche.
A mí me encantaría sentir ese azul increíble por todas partes.
ResponderEliminarQue lo sigas disfrutando.
Desde luego que por momentos me has trasladado a este lugar que te gustó tanto. Veremos que sucede en ELCHE, porque aparte de la DAMA, fué un lugar que no me transmitió demasiado, sería por el calor reinante quizás.
ResponderEliminarBESOS NIÑA :)))
Como nos atrae el mar, ¿será porque no lo vemos todos los días?. Gracias por el paseo. Un saludito.
ResponderEliminarQué recuerdo azul tan bonito ⛵
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