He tenido una especie de impás en las últimas semanas, que ha hecho que mi cámara de fotos estuviese relegada a un segundo plano. A veces ocurren acontecimientos que te obligan a centrar la atención exclusivamente en tu familia. Creemos que vivimos en una burbuja de seguridad, que lo tenemos todo bajo control, y en cuestión de segundos toda esa estabilidad que creías que te pertenecía por derecho, se viene abajo. Dejando esas cuestiones al margen, me alegró mucho descubrir los narcisos que como todos los años renacen en el jardín en el mismo lugar donde los planté, como señal de que la vida sigue, aunque los pobres no duran mucho, no sé por qué razón. También encontré una foto de un plato de pulpo a la gallega que comimos un día, y unas uvas que compré días atrás.
Hasta pronto.
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