De vuelta a casa, tomamos la autovía del Cantábrico, con la idea de parar en alguno de los bonitos pueblos que hay por esa zona. El primero fue Ribadesella, aunque solo nos dio tiempo a dar un paseo tranquilo por el casco histórico y tomar un café en un bar de por allí.
Para la siguiente parada ya era la hora de comer, así que paramos en Noja. Nos indicaron un lugar con un buen menú del día y al que nos dirigimos. Era el Café Flower donde comimos sencillo pero muy rico. Después dimos un pequeño paseo, en donde nos encontramos con el Palacio Torre de Velasco, que nos dejó enamorados. ¡Quién pudiera verlo por dentro!
Para finalizar, nos acercamos al pueblo de Isla, muy turístico también y que tenía ganas de conocer. No estuvimos mucho tiempo porque teníamos que volver a casa, pero nos pareció un lugar muy entrañable, con una playa enorme y zonas rocosas magníficas.
Y así finalizaron nuestros días de escapada en mitad de un anodino mes de febrero, que nos sirvió para romper la rutina y conocer maravillosas ciudades y pueblos llenos de historia, arquitectura, gastronomía y belleza. Os dejo con esta imagen tomada desde el coche, cuando el sol se estaba ya poniendo. ¿Adivináis el cisne que formaron las nubes? ¿No lo véis? Yo me di cuenta nada más verlo, por eso saqué la fotografía. Mi animal favorito de la tierra se mostró en el cielo como lo que representa: la realeza espiritual, la armonía, la purificación, además por supuesto de la belleza y la elegancia. ¿Me querría decir algo? Solo sé que fue un broche de oro para estos días de desconexión.
Hasta pronto.
Se ve perfecto. Bellísima fotografía. Saludos
ResponderEliminarCuánto contraste y cuántos colores en tus imágenes. Qué linda escapada se dieron.
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