Hace un par de semanas que ya se iluminó la ciudad. Tuvimos que acercarnos al centro para hacer un recado, y aprovechamos para ver las luces navideñas. Todo alrededor se transforma en colores ocres brillantes. No sé qué tienen las luces que nos alegran el corazón, llenan de ilusión algo en nuestro interior que permanecía apagado el resto del año. Sin duda es un empujoncito para animar las compras navideñas, aunque en mi caso ya las tenía planificadas con tiempo, y este paseo me sirvió para disfrutar con libertad, sin presiones de buscar el regalo de última hora.
En breve decoraremos también la casa, algo que me llena de alegría, aunque este año no creo que me de tiempo a realizar la corona de navidad que cuelgo en la puerta de unos años a esta parte.
Hasta pronto.
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