Como os comenté semanas atrás, me cambié de puesto de trabajo. Era una oportunidad que no podía dejar escapar, aunque eso supusiese salir de mi zona de confort en la que tan a gusto me encontraba. Mi primera reacción fue quedarme como paralizada, solo veía cosas negativas ya que tenía que enfrentarme a algo totalmente nuevo para mí. No solo la distancia hasta allí (unos 120 kms. ida y vuelta), también un trabajo que jamás había realizado antes. He estado con muchísimos nervios tanto antes de empezar como la primera semana. Supongo que conocéis esa sensación de bolo en el estómago, que en ocasiones te sube a la garganta, y una especie de tembleque que sin duda era la subida de tensión. Pero bueno, a fecha de hoy ya llevo tres semanas allí, me voy acostumbrando a la situación, estoy algo más tranquila y he aceptado que tendrá que ser así al menos unos meses, hasta que pueda volver a mi ciudad. Esta experiencia me está demostrando que soy capaz de hacer aquello que en un principio sentía que era muy complejo y que incluso no me atrevía a llevar a cabo.
Así que cuando llega el viernes como hoy, solo puedo pensar en disfrutar de mis aficiones, salir a caminar, a comer con sr. marido, disfrutar una película, cocinar algo especial, descansar y dormir, qué más se puede pedir.
Os deseo un feliz fin de semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí. Me alegrará mucho que dejes un comentario, los leeré todos. Un beso.