De regreso

Aunque nunca me fui, pero de nuevo estoy aquí, después de unos días "desaparecida".  He estado un tanto bloqueada, tengo que admitirlo, a nivel mental y también a nivel físico.  Sentía que no tenía nada interesante que contar, las palabras no fluían y notaba cierto colapso interior.  Además tuve un pequeño percance en un pie, lo que me ha impedido hacer muchas cosas que tenía en mente, como salir a pasear perros, dar caminatas por el campo con el peque, visitar mercadillos y tiendas, en fin, cosas que requieren cierta "movilidad".

Ya estoy mejor, así que ayer hicimos una visita a un centro de jardinería.  Quería comprar brezo morado, pero no había.  Sin embargo me fijé en esta "sempervivum" que me pareció muy apropiada para plantar en mi maceta azul.  Creo que fue amor a primera vista.  Los nomeolvides que planté ya se habían secado así que ahora tengo una nueva inquilina que espero que se encuentre a gusto en su nuevo hogar.
 

Los días han ido transcurriendo suavemente.  Entre tareas domésticas, planificación del curso escolar y gestiones de última hora, el tiempo ha pasado de manera increible.  A pesar de que la cocina no es mi lugar preferido, he hecho alguna innovación, como estas crepes que estaban de miedo.  Dejé la masa reposando un par de horas en la nevera y me parecieron muy fáciles de hacer.  Cada uno las rellenamos con lo que queríamos, unos con pechuga de pavo y queso y otros con chocolate.

Hoy he preparado pasta con bechamel y queso gratinado al horno.  Lo he tenido un poco en secreto, pero en cuanto el olor del horno ha comenzado a escaparse de la cocina, el peque ha venido corriendo a ver qué era eso que olía tan bien.  

Todas las semanas comemos alubia verde con patatas, bueno, cuando el precio está por las nubes no, pero habitualmente sí.  Estoy planteándome seriamente el destinar un trozo de jardín como huerto, así que me gustaría leer sobre ello, aunque la cantidad de información que hay en internet me abruma.  Mi vecina planta calabacines, tomates y alguna que otra cosa y dice que está encantada.

Estoy empezando a sentir cierto interés por las cosas naturales, así que realmente me emocioné cuando hace poco a sr. marido le regalaron unos huevos de caserío, de esos que no se venden en el súper.  Eran de gallinas que corretean a sus anchas por el campo, lejos del estrés que llevan encima sus pobres hermanas en las granjas de huevos o como se llamen.  La cáscara era más dura, la yema más amarilla y el sabor más delicado. ¿No son preciosos?
 

En cuanto al peque, quitando tres días que estuvo en casa de su abuela, el resto del verano ha ido estableciendo su propia rutina en casa.  Suele ir a menudo a la biblioteca, y raro es el día que no aparece con algún libro que hable de magia.  Se estudia algunos trucos y luego nos los hace a nosotros.  Tiene mérito el chaval porque pocas cosas he visto más complicadas que entender cómo se hace un truco explicado en un libro.
Así que con buena comida y buena lectura, alimentando el cuerpo y la mente, nos enfrentaremos al nuevo curso que nos llega, ahora sí, este lunes sin falta.
Hasta pronto.