Días atrás

He estado perezosa estas semanas, pero aunque no he parado de hacer cosas, he tenido mi cámara medio olvidada. En esta ocasión os muestro un sábado a mediados de agosto, yendo a comer con sr. marido a un restaurante del cual habíamos leído buenas referencias en internet. Su decoración es espectacular como podéis ver en las fotos, pero al final, se nos quedó en un bonito envoltorio con un interior flojito para lo que esperábamos. La foto del postre que os muestro, era una tarta de queso con no sé qué de jengibre... Nada más probar la primera cucharada, me vino un sabor un tanto fuera de lugar, que se vio reforzado con una especie de hebra que quedó colgando de la cucharilla, cosa que me cerró el estómago y me hizo dejar el postre entero en el plato. Después de casi media hora de habernos traído los postres, la camarera me preguntó si no me había gustado, y yo le conté mi experiencia con la hebra... dijo que lo sentía. Al rato apareció con un tocho de jengibre que le había dado el cocinero para explicarme que la hebra era un "hilito" del jengibre y tal y cual... Me ofreció cambiar por otro postre y mi estómago cerrado le dijo que si era posible me pusiese un café en su lugar, a lo cual, lógicamente accedió. Demasiada fantasía saborizante para este paladar mío.

Espero que estéis disfrutando de estos últimos días del mes de agosto.

Abrazos ♥♥♥