Un día entresemana, y por cambiar, sr. marido y yo fuimos a comer un menú del día a un restaurante oriental tipo bufet, no es que sea lo que más nos guste en el mundo, pero queríamos probar un sitio que parece estar de moda últimamente. Entre las cosas que pedí, estaba un sencillo ramen, que estaba delicioso, creo que fue lo que más disfruté. Había bastante barullo y olor a comida, así que salimos enseguida. Luego dimos una pequeña vuelta por Pamplona, y después para casa. No fue nada del otro mundo, pero por lo menos rompimos un poco la monotonía laboral.
Hasta pronto.
Tengo pendiente probar el ramen. Los planes así improvisados, son los mejores.
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