De paseo por Eugui

Nuestra excursión del domingo nos llevó hasta el pueblo de Eugui, a una media hora en coche desde Pamplona.  Queríamos ver la antigua Fábrica de Armas oculta en los bosques de Quinto Real.  La visita se inició en el Centro de Referencia Histórica Olondo (foto de arriba), en el que hay un pequeño museo.  El guía comenzó sus explicaciones de lo que íbamos a ver y después todos fuimos en coche unos diez kilómetros hasta el lugar en cuestión.

Fue un día despejado, lleno de luz que se abría paso entre las interminables hayas. Cuesta imaginar que hace casi 250 años, escondida entre estos bosques, hubiese una Fábrica de Armas perteneciente a la Corona española.

Los recursos naturales eran excepcionales: magníficos bosques, un río y minas de hierro, era todo lo que necesitaban para instalar una fábrica de esas características.

Aquí fabricaban las típicas balas de cañon esféricas que hemos visto en películas o en dibujos animados, además de otros tipos de municiones de hierro, e incluso armaduras hechas por maestros italianos (el guía nos dijo que era la alta costura de la época, en armaduras, claro).  Primero las ferrerías tenían que fundir el hierro, para ello necesitaban hornos que ardían con carbón las 24 horas, y para conseguir carbón tenían que quemar madera de haya.  Nos explicaron que para conseguir 5.000 kgs. de carbón, tenían que quemar 25.000 kgs. de madera.

Yo solo podía imaginar la estupidez humana.  Asolar maravillosos bosques de hayas, para conseguir carbón que hiciese funcionar unos hornos que fundirían el hierro con el que hacer balas de cañón deseosas de destrucción.  Aunque ahora que lo pienso, siguen cortando árboles ahora ¿no? El peque y yo intentamos contar los anillos de este tronco, y nos salían más de 30 años.

Fue tan grande aquel lugar, que era como un pequeño pueblo, en el que había casas para los trabajadores, (unas para los casados y otras para los solteros y el cura), incluso había una escuela. 

 

Muchos trabajadores eran franceses (la frontera está a 9 kms.) y tuvieron que enviar un destacamento militar para evitar broncas.  La vida era dura aquí, con un clima frío y húmedo y unas condiciones de trabajo precarias.  El alcohol era una fuente de evasión al alcance de todos, así que cualquier tontería acababa en pelea.

Ahora se está trabajando para sacar a la luz la infraestructura de aquella fábrica. Nos explicaron que deben parar los trabajos varios meses al año porque hay un pájaro de una especie protegida que anida en estos bosques.



Hay un camino que lleva a lo más profundo del bosque, pero nos dijeron que en esta época hay muuuuuchas garrapatas agarradas a los helechos a causa de los ciervos, así que mejor volver en otra época.

Mis souvenirs fueron: un folleto explicativo, una pequeña flor violeta y una bonita garrapata en mi gemelo, que pensé que era un lunar, hasta que me dije a mí misma, que ahí no había ningún lunar hace unos días.  

Si venís por la zona podéis contactar con esta página para concerta la visita, seguro que os gusta el paseo.

Un fuerte abrazo.